viernes, 21 de junio de 2013

Berlin s'ennuie

Fragmento de La teoría del vaso de agua (Ed. Salto de página, 2013), de Javier Menéndez Llamazares. 


 Por favor, no me hables en plan Elvis, sabes que me pone enferma —repuso Mentxu—. ¿Cómo es eso de que te largas? ¿Adónde?


Me voy de aquí, cariño. Berlín es un rollo. Alemania es un muermo. Europa entera apesta. And I'll be having fun in the warm California sun.

Dondequiera que vaya, cada uno lleva lo que trae —opinó Lemmy desde una esquina de la librería, levantando levemente el sombrero para rascarse la frente.

Durante unos días, la chica estuvo de bastante mal humor. No le molestaba que Jimmy se fuera, sino que ni siquiera le hu­biera propuesto acompañarle. Cierto que hubiera tenido que declinar la proposición, pues los motivos no escaseaban: con el trabajo, los problemas de visado o la falta de presupuesto habría bastado. Sin embargo, le hubiera gustado saber que quería ir con ella, que al menos se lo hubiera ofrecido. Eso, por no hablar de que así sería imposible solventar sus dificultades para alcanzar el orgasmo. Finalmente, Jimmy partió, y desde entonces tenía que conformarse con media hora diaria de conversación telefónica.

El fotógrafo la llamaba cada tarde a las seis en punto. Hasta entonces, Mentxu se pasaba el día escuchando su canción.pre­ferida en aquellos días, I'm Waiting for the Man. I'm waiting for my man, canturreaba a cada rato, y pasaba las horas muertas buscando en el diccionario cada una de las palabras que conse­guía comprender de la canción. El inglés nunca se le había dado demasiado bien, pero esta canción le resultaba aún más difícil; hasta el nombre del grupo le resultaba incomprensible: Terciope­lo Subterráneo. Algo grosero, seguro.

Además era una tarea complicada, puesto que no tenía un dic­cionario inglés-español, y primero debía traducirlas al alemán, al más puro estilo Samizdat. Aun así, sólo entendía algo de veinti­séis dólares y un amigo impuntual que no acaba de llegar, y que lo primero que aprendes es que siempre tienes que esperar. Como ella, que aguardaba hasta que dieran las seis contemplando la portada de aquel disco que le había dejado Jimmy a modo de despedida, con una pegatina en forma de plátano en la portada, y una pequeña anotación que decía: «Pelar despacio y contem­plar». Al retirar el adhesivo parecía como si, en efecto, pelases un plátano: debajo estaba dibujada fruta sin piel, pero en color carne. Todo obra de un tal Andy Warhol, quien según había oído era un tipo raro de Nueva York que andaba de fiesta en fiesta con una peluca rubia y rodaba unas películas muy extrañas. Como Jimmy, que también estaría de fiesta en fiesta, recorriendo la avenida Lexington arriba y abajo, buscando en qué gastar sus veintiséis dólares. O en Ashbury o dondequiera que estuviese, seguramente rodeado de chicas en bikini subiendo por sorpresa a su puñetero descapotable. Maldita California.

Por televisión no dejaban de hablar del «verano del amor» y de la nueva perdición de la juventud, el estilo de vida hippy y su manía de hacer el amor y no la guerra. Especialistas muy sesudos y trajeados alertaban constantemente sobre los peligros de esa nueva epidemia americana, que ya había infestado Gran Bretaña y amenazaba con extenderse por todo el viejo continente, una peste de mugre y amor libre que acabaría por derrumbar los pilares de la sociedad occidental. Quizás eso había animado a Jimmy a regresar a casa, saber que en Monterrey se habían apiña­do doscientas mil personas para escuchar a Janis Joplin, Jimmy Hendrix o los Who. Doscientos mil deadheads, de los que la mi­tad serían chicas, chicas deseosas de poner en práctica el credo hippy con el idiota de su novio, que no terminaba de telefonear.

En Berlín, sin embargo, más que amoroso el verano resul­taba político. A pesar de las restricciones legales, los estudian­tes seguían protestando, reclamando justicia por el asesinato de Ohnesorg y exigiendo el fin de la guerra en Vietnam. Para burlar la prohibición de manifestaciones, evitaban convocar formalmen­te ningún acto; boca a boca se pasaban consignas y luego todos coincidían casualmente en la misma calle, mientras paseaban.






lunes, 17 de junio de 2013

Acto 1, Escena 11

Fragmento de Al Desnudo (Tell-All), de Chuck Palahniuk.
Traducción de Javier Calvo.



Si me dejan que me salga de mi personaje y me permita otro inciso, me gustaría hacer un comentario sobre la naturaleza del equilibrio. O de la armonía, si lo prefieren. La ciencia médica moderna reconoce que los seres humanos parecen estar sujetos a unas proporciones equilibradas y predeterminadas de altura y peso, de masculinidad y de feminidad, y que alterar esas fórmulas ocasiona el desastre. Por ejemplo, cuando la RKO Radio y la Monogram y la Republic Pictures empezaron a prescribir inyecciones de hormonas masculinas para robustecer a algunos de sus actores a sueldo más afeminados, el resultado inesperado fue que a aquellos hombretones les salieron unos pechos más grandes que los de Claudette Colbert y Nancy Kelly. Parece ser que el cuerpo humano, cuando le das testosterona extra, responde aumentando sus niveles de estrógenos, siempre buscando regresar a su equilibrio original de homonas masculinas y femeninas.

De la misma manera, a las actrices que pasan hambre hasta quedarse muy, muy por debajo de su peso corporal natural no les cuesta nada inflarse hasta ponerse muy por encima del mismo.

Basándome en décadas de observación, yo postulo que los niveles repentinamente altos de elogios externos siempre desencadenan una cantidad equivalente de desprecio interno hacia uno mismo. La mayoría de los aficionados al cine han oído hablar de los teatrales desequilibrios mentales de Frances Farmer o de los excesos libidinosos de Charles Chaplin o de Errol Flynn y los hábitos químicos de Judy Garland. Se trata de unos comportamientos ridículamente toscos, llevados a extremos casi insostenibles. Mi suposición es que, en todos los casos, el famoso en cuestión se estaba limitando a hacer ajustes -a buscar de forma instintiva un equilibrio natural- para contrarrestar una atención pública tremendamente positiva.

Yo no tengo ninguna vocación de enfermera ni de carcelera, de canguro ni de au pair, pero durante los periodos en que ha recibido más aplausos del público, mis responsabilidades siempre han incluido proteger a la señorita Kathie de ella misma. Oh, la de sobredosis que le he evitado... la de estafas de inversiones inmobiliarias que le he impedido que financiara... la de hombres inapropiados que he alejado de nuestra puerta... Y todo porque en cuanto el mundo declara que una persona es inmortal, en ese mismo momento esa persona ya no para hasta demostrar que el mundo se equivoca. Rodeadas de rutilantes reseñas y comunicados de prensa, las mujeres más laureadas se matan de hambre o se cortan las venas o se envenenan. O bien encuentran a un hombre que está encantado de hacerlo por ellas. 





miércoles, 12 de junio de 2013

Desparrame. Cadáver con amor




Leo revistas que hablan sobre gente que no me importa, pero creo que en esta ocasión he reconocido a mi padre travestido en una foto. Tenía una peluca de geisha y solo vestía un tanga de leopardo tan pequeño que se le escapaba un huevo. Es la cosa más bonita que he visto en la vida. Levanto la mirada y un hipopótamo derrama sobre mí sus excrementos. Yo se lo agradezco, porque necesitaba una señal del cielo. Me pregunto si los dinosaurios sintieron lo mismo que yo cuando vislumbraron el meteorito. Soy feliz porque me libraré de este mundo. Y una vez que este planeta se desvanezca, cerraré los ojos y pensaré en Adriana, así todo mi mundo será belleza y felicidad. Porque en la oscuridad todo es hermoso. Será una lástima que mi padre no pueda verme. Precisamente hoy que llevo el cinturón de explosivos que me legó mi abuela. Mi venganza ya está en marcha, entro en el bar y observo que sobre la barra del antro mi antiguo profesor se desparrama patéticamente por el aparcamiento de los multicines. Como es por la tarde, hay muchos niños que han ido acompañados de sus padres a ver una familiar. Nadie entiende qué ha pasado. Los niños lloran. Yo no puedo más que vomitar. Pero no temo a la enfermedad, pero sí a las rimas consonantes. Así que procuro utilizar frases que no rimen entre sí. Un cocodrilo acaba con esta fiesta, no sé quién le ha llamado, ¿fuiste tú? Cuelgo sin esperar que responda. Me desparramo.




martes, 11 de junio de 2013

El mes que arrastré mi "ánima" fuera de Logroño. Parte 2.

18 de Mayo. Prostíbulo Poético. Barcelona. 

Como es posible que la memoria me falle, os dejo esta crónica que escribió Ricard Millàs para Underbrain Mgz: Prostíbulo poético; poesía y ligueros

No sé si os habéis percatado de lo que acaba de pasar aquí. Yo no quería ponerme a escribir sobre esta gira de presentaciones, pero al final me lié. De todas formas, ya que me he puesto, y para ser justa, empezaré por el principio. Como ya hablé de Madrid y Valladolid, saltamos a Zaragoza, donde estuve el 10 de Mayo. Bueno, no, ya que me he puesto voy a seguir con el Prostíbulo.

El caso es que no sé qué contar. Puedo decir: que estaba muy nerviosa, pero también muy contenta y muy emocionada por formar parte del Prostíbulo Poético. 



Stop.

9 de junio. Es domingo y llueve. Hoy es el día de La Rioja. Llueve mucho. La lluvia me deprime. Vivir en Logroño me deprime. No es mi mejor día. Estáis hartos de leer en mi blog que soy una persona triste. Tal vez ni siquiera nadie me lea ya. No hay anónimos siquiera. ¿Ha muerto el blog o he muerto yo?

Llueve.

Cristina Ocaña, escritora colaboradora en Erosionados a quien aún no conozco en persona, me llama. Me espera justo en el Teatreneu, algo que agradezco muchísimo, ya que apenas conozco Barcelona y tampoco quiero moverme muy lejos de la zona. Cristina me alegra la tarde. Me calma los nervios con su sonrisa y su conversación fluida y divertida. No me siento tímida a su lado, pese a conocerla hoy. Todo lo contrario. Aunque los nervios que me invaden por la actuación de esta noche son evidentes, me siento muy cómoda con ella. Desgraciadamente no podrá estar por la noche. Vive fuera de Barcelona y no hay transporte urbano que pueda llevarla a casa después. Sin embargo, me doy cuenta, ha venido esta tarde para conocerme. Hay gente en Logroño con la que parece que tenga que pedir cita previa para quedar, y sin embargo. STOP.

Llueve. 

Yo estaba mal físicamente en Barcelona, y también llovía. Y, aunque estaba muy nerviosa y me dolían tanto los ovarios, mi ánimo estaba en alto. Un botellín de agua en la cafetería del Teatreneu con Madame Taxi, More Jazz y Alma, que ahora no tienen sus nombres de guerra, aunque será así como las recuerde y como las conocerá el público. 

Madame Taxi nos enseña el lugar donde actuaremos. Parece un cabaret berlinés. Me encanta. Nos dirije. Por aquí detrás se accede a los camerinos, tenéis que subir por aquí, bajad por aquí, os recomiendo que os quitéis los tacones para hacerlo. Me encanta este mundo oculto que me está siendo revelado. Los camerinos son pequeños, -ya me había avisado Ane- y tendremos que cambiarnos en el pasillo o esperar que salgan unas para entrar otras y poder mirarnos en el espejo. Pero no veo handicap. El Prostíbulo Poético reza en su página de Facebook: Orgullosas de ser la Serie B de la poesía. La Serie B no necesita grandes camerinos, ni escaleras poco empinadas que nos salven de una caída. La Serie B en sí es arriesgada y se mueve en sitios pequeños. Y sin embargo estamos aquí, en pleno barrio de Gràcia, demostrando que nada tiene que ver ser underground con ser unos parias

A pesar del poco espacio, la fotógrafa Gabriela Domínguez se mueve entre nosotros como un fantasma guardando (o robando) instantes en su cámara. Podéis ver las fotografías en sus álbumes Poesía y erotismo - backstage y Poesía y Erotismo Parte 2 - On stage.


















Y, ya on stage, las putas salen a escena con Ánima Esquiva. Soy La Editada. La primera poeta no inédita que actúa en el prostíbulo. 









El escenario me quita el miedo y los nervios. Salgo y recito de memoria, por primera vez en la vida, La noche de los muñecos vivientes


Lo más difícil viene después. El happening. El público paga con monedas de plástico a las putas a cambio de poemas, canciones, bailes, dependiendo de la especialidad de cada una. 

Leer a una sola persona, aunque sea con el libro en la mano, me resulta muy difícil. Soy una cosa muy tímida, ya sabéis. En fin. Sobrevivo. 

Quiero quedarme aquí. Quiero vivir más a menudo en este mundo escondido tras el telón y sobre el escenario. Quiero ser siempre este personaje, vivir en este mundo de artistas y poetas. De jóvenes extraordinarios, como reza el título del artículo que se publicara meses atrás en La Vanguardia, y en el que se incluye a Ariadna Salvador: Lady Lee en el Prostíbulo Poético.

Tomamos algo después de la función, ya con ropa de calle, ya nosotros otra vez, en la cafetería del Teatreneu. Cervezas y chupitos. Es el cumpleaños de Dante y Berlín. Hay regalos y mucha emoción de la que soy testigo pero no partícipe, aunque me siento bien, como si tuviera que pertenecer a este mundo y lo hiciera. A Berlín le han regalado ropa burlesque. Le desvelan que la ha hecho Roja. Más emoción.

Ha sido muy intenso, y agradezco mucho la presencia de Mara Blackflower, a quien solo conocía a través de FB, y de Ernesto Frattarola y Ricard Millàs, a quienes ya pude desvirtualizar en mi anterior visita a Barcelona, cuando leí poemas en Polaroid. 


Volver al hostel. Despertar. 


Recoger la maleta y emprender un día solitario en Barcelona. Cojo el metro y me dirijo a la Barceloneta. Hace sol. Veo el mar. Leo algo más de El hombre que decía haber matado a Rebeca B. Veo
el
mar.


Vuelvo a Plaza Catalunya y paseo. 

Comienza a llover de nuevo y entro en la primera cafetería que encuentro. Escribo.


19 de Mayo

Il Caffé di Francesco-
Pau Claris, 75
Estoy muy bien. Ya pasó todo. Qué rabia me da haber estado tan nerviosa. Lo hubiera disfrutado más estando más tranquila, aunque la verdad es que me salió muy bien. : ) Las chicas del Prostíbulo Poético son encantadoras. El ambiente era genial. Me encantaría participar todos los fines de semana. Me encantaría vivir en Barcelona. 


Y voy a la estación, y hablo con Pat. Le digo: En todas las cafeterías en las que he estado aquí me han puesto dos azucarillos con el café, como lo pedías tú siempre: un café con leche con dos azucarillos. 

Hemos estado quizás más lejos que nunca. Yo en Barcelona. Ella en El Ejido. Y ambas volvemos a casa, ahora. Es la amiga más cercana que tengo, a trescientos noventa y cinco kilómetros de distancia. 



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martes, 4 de junio de 2013

El mes que arrastré mi "ánima" fuera de Logroño. Parte 1.

Hola amores. 

Ha terminado mayo -por si no os habíais dado cuenta-, un mes intensísimo para mí. No ha habido ni una sola semana que no haya salido fuera de Logroño para presentar Ánima Esquiva (Madrid, Valladolid, Zaragoza, Barcelona, Logroño, Santander, Valencia...), y ahora que empieza a despuntar el verano toca parar los motores. Vamos, que la gira llega a su fin.

Me gustaría escribir una entrada kilométrica en la que hablar de estos viajes, de las experiencias tan chulas que he vivido y de la gente tan maravillosa que he conocido en cada sitio, y lo haré, prometo, pero por el momento, esta noche, me limitaré a anunciar mi próxima y última (al menos por ahora) presentación.

Será en Logroño. Podría haber sido en cualquier sitio. Pensé en Bilbao, donde aún no he leído. O Vitoria, donde vive mi padre y donde tampoco he leído antes. También pensé en Sevilla, pero el coste del viaje supera con creces mi límite económico. Será en Logroño, en un lugar donde tampoco he leído antes: en la librería Santos Ochoa de la calle Doctores Castroviejo. Ya me puedo figurar lo que pensáis quienes me conocéis, y lo sé, y también lo pienso, pero también me acuerdo de las presentaciones que he visto en el Espacio Santos Ochoa. A Valèrie Tasso, por ejemplo, en 2006 por primera vez y hace unos meses. Es un lugar relevante, eso es innegable, y es una librería, no lo olvidemos. Quiero decir. Es importante para mí estar en una librería. Luego una se pregunta: ¿estaré en poesía o en literatura local? Y me deprime la posibilidad de estar más cerca de gente con la que nada tengo que ver salvo la comunidad donde vivimos, en lugar de estar cerca de, yo qué sé, Luna Miguel, pongamos por ejemplo. Pero estar ahí. Estar. Ya sabes. Corto y cambio.

Estaré el 6 de junio, jueves, a las 19,30h. No me presenta nadie. Qué diré de mí: hola qué tal, muy buenas/ tardes a todos. He recitado en el Teatreneu caracterizada de prostituta, en la biblioteca pública de Valencia, etcétera, pero nada es más difícil que presentar aquí
entre amigos, sea lo que sea que signifique eso y poniéndole tanta cursiva como se considere. 

Nadie nos trata mejor que los desconocidos. Ese tópico: nadie es profeta en su tierra. Perdona, pero mi tierra está llena de profetas autóctonos. 

Llevo en mi bolso un cuaderno pequeño. Escribo en Barcelona, en la primera página: Cuaderno de presentaciones. Viajes. Mierdas varias. 

Presentación idiota en libreta: Estoy en Barcelona. Tras unas horas diré: Después de una lluvia torrencial que me obligó a colarme en la primera cafetería abierta, habiendo resultado ser esta un Starbucks, y tras el consiguiente robo de dos euros por un café con leche en vaso de cartón, me reuní con Ane en Plaza Catalunya. 
Y entonces presento a Ane. Digo que la conocí la vez anterior que estuve en Barcelona. Que es amiga de Claudia. Que ha participado en el Prostíbulo Poético. Hablo de casualidades. Hablo de banalidades con un boli de gel negro. Pero no digo

que Ane coloca el portátil en el pasillo de su casa y pone a CocoRosie, de modo que se oye Beautiful Boyz por todo el piso. Escribo, eso sí, que quiero vivir en Barcelona, para recular después en una divagación idiota que no va a ninguna parte sobre la amistad, la soledad, y mi problema con el mundo. Digo: Digo que quiero irme de Logroño. Vivir tal vez aquí, en Barcelona. Como si el problema fuera el lugar y no yo. 

¿Pero cómo no querer vivir aquí, en Barcelona, después de haber estado en el apartamente de Claudia, en el estudio de Ane? El estudio de Ane, repleto de sus creaciones. Un cuadro enorme, un retrato de Javiera y Claudia, preside la habitación. Hay un teclado electrónico casi de juguete. Zapatos de claqué. Una habitación por la que merece la pena vivir, en el centro de Barcelona. 

Y yo. Tan grande, este bochornoso metro setenta y cinco, estos rasgos masculinos, y mi voz que parece imbécil, mi voz que parece burda y pueblerina, como mi tamaño, todo tan basto en mí, tan suciedad de autobús bájate en Sans y a quién pretendes engañar con esa trolley estampada, provinciana cutre. ¿Qué llevas ahí?

Y llevo: un vestido corto rojo comprado a través de Internet en Mango Outlet, unas medias y un liguero baratos de no sé qué tienda online y los taconazos rojos de Bershka que me cautivaron hace quince meses en plena fiebre Lana del Rey. Por la noche actuo en el Teatreneu con el Prostíbulo Poético

Seré La Editada. La primera puta no inédita del prostíbulo. Estoy atacada de los nervios. Escribo en el cuaderno: Ánima Esquiva en el Teatreneu con el Prostíbulo Poético. Estoy acojonada. Me ha bajado la regla. Estoy nerviosa. Me encuentro mal. Mierda. 

Para no volverme loca ni perderme, he reservado habitación en el hostel Sant Jordi Gracia, justo en frente del Teatreneu. Comparto la habitación con tres chicas inglesas. El hostel es una recesión al Erasmus. Multitud de jóvenes de todo el mundo con ganas de fiesta. No se conocen pero hablan inglés en múltiples acentos en el hall. Quedan para cenar juntos. Conocer Barcelona de noche todos juntos. 

Yo. Vientre hinchado, dolor intenso de ovarios, ojeras cortesía regla, of course, pero también fruto de un viaje de seis horas en autobús. Cómo voy a salir al escenario así.


To be continued. Buenas noches. 


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