martes, 13 de septiembre de 2011

Extintor de Infiernos

Cuánto estaría mintiendo si dijera que estoy tranquila. Me invaden la pesadillas pero el insomnio ha dejado de ser productivo. Soy incapaz de escribir una sola palabra. Vale que ahora esté escribiendo, pero no cuenta. Me han propuesto participar en una antología de poesía erótica y soy incapaz de escribir un solo verso. Todo lo referente al sexo, una vez escrito, me parece burdo. Intento darle la vuelta, pero el erotismo se convierte en muerte y entonces no puedo dormir porque los latidos de mi corazón en el silencio me agobian. Intento aferrarme a creencias. Pienso en Dios, en sesiones de espiritismo, en los milagros de Santa Teresa, en la casa del terror de las ferias y en el muñeco diabólico. Y no hay nada que consiga alejarme de la idea de eternidad que me persigue desde tan pequeña. No puedo escribir sobre erótica pensando en el cuerpo porque me hace sentir animal, in-ánima, mortal y dejo de verle el sentido a nada.  Para cuando me quiero dar cuenta ya he manchado de sangre las sábanas. He vuelto a quitarme la piel. La sangre no hace sino acrecentar mi miedo a la muerte. Las pastillas de TSH para el hipotiroidismo -y el miedo absurdo a ser más grande, más cuerpo, más humana y más mortal-, el Anaclosil 500 para eliminar la infección causada por mordedura de gato en brazo izquierdo, y el ibuprofeno contra el precio de ser fértil. La química me hace sentir cyberpunk pero no por ello menos corpórea.

Me persigue el recuerdo de mi abuela materna. Murió el 28 de septiembre de 2007 en una cama de hospital por un tumor. Hace poco volví a soñar con ella después de mucho tiempo. Volvía a estar viva pero seguía inconsciente en la cama, como las horas previas a su muerte, cuando ya sabíamos que no iba a volver a despertar, y yo me preguntaba para qué cojones la habíamos traído de vuelta. El miedo que tengo no es morirme, sino saber que me voy a morir. Llegar a la vejez sabiendo que me queda menos tiempo por vivir del que he vivido. Cómo voy a soportarlo. 

No me miréis las manos. Apenas me queda piel en los dedos. 



2 comentarios:

  1. Hola Adri,

    bueno, todos en algún momento pensamos en eso. Yo cuando he ido a diferentes residencias para ver a mis abuelos me han venido pensamientos así, incluso en otras circunstancias sin venir a cuento.

    Hace unas semanas el piloto de motos Jorge Lorenzo hizo también referencia a eso, que si tenía x años, le quedaban como mucho de vida.

    Pero mira, hace unos años leí "La rueda de la vida" de Elisabeth Kübler-Ross y una de las cosas que se me quedaron de la lectura fue que lo jodido no es llegar a viejo y saber que te queda poco, lo más jodido es llegar a abuelo y darte cuenta que que no le has sacado el jugo a la vida que te hubiese gustado. Si intentas vivir como quieres y luchas por ello, mueres con la conciencia tranquila, sin ese dolor.

    Un día leí una frase que dijo un escritor francés llamado "Octave Uzanne" que dijo que escribía para que la muerte no tuviese la última palabra. Quién sabe si tú al final llegarás a ser inmortal, jeje ;).

    Un beso.

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  2. Qué bueno Awi, estoy de acuerdo con el invisible, llegarás a ser inmortal!! Vive amor!!! pásalo bien, disfruta, disfruta de la vida, de tus viajes, de la gente!! Te quiero muchísimo!!! Te echaré tanto de menos!! Pero disfruta, disfruta de Alemania, de la gente que conozcas allí, de los que seguimos aquí, aunque no estemos juntas. Te leo y aunque dices que no puedes escribir, yo te leo y veo que escribes, que Escribes, que llegas a los demás, aunque tu creas que no. A mí me llegas Awi, siempre lo haces, siempre te encuentro a ti en lo que escribes, y acabo encontrándome a mí también. Espero que la vida, pese a todo, no pueda separarnos, porque te necesito. Un abrazo enorme!

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