miércoles, 12 de noviembre de 2008

ya no escribo, sólo escupo palabras

Han escuchado gritos al final de la calle, pero, como siempre, han vuelto a pintar de blanco el salón. Les da por quemar los muebles una vez cada diecinueve meses.
Quieren reinventarse en lugar de irse de esta ciudad. Otro color, otra madera, otro hijo muerto. Procurando engendrar uno nuevo cada dos años. Cada tres muere el mayor, y así sera´
siempre.
Tienen pa´nico al primogénito, al paso del tiempo. A la vejez.
Se alimentan de sus hijos, a quienes mutilan aún estando vivos para no perder
las vitaminas.

Como a los gatos se les llena la garganta de pelo, a éstos se les queda entre los dientes rastros de champú infantil.

y no hay oración
capaz de decidir por mí.
¡oh, señor!, no queda otra opción
y jamás me vuelvo a arrepentir.*


*Oración, Héroes del silencio.

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