viernes, 31 de octubre de 2008

Encuentro de Fanzines

Hoy, 31 de Octubre, a las 20:00h, se celebrará en La Gota de Leche (C/ Once de Junio, 2, Logroño) un encuentro de fanzines nacidos en La Rioja, en el cual se presentarán los últimos números de los mismos y, en nuestro caso, un adelanto de lo que será el primero.
La versión definitiva saldrá a la calle a mediados de noviembre, pero si queréis saber un poco más de lo que será y conocer a sus editores: Daniel Tudelilla y Javier Triviño, os recomiendo encarecidamente que os acerquéis esta tarde a La Gota de Leche.


lunes, 27 de octubre de 2008

Subalterna

Pubertad.

No soy yo lo que hay reflejado en el espejo. Esa no soy yo.
El mundo se ha despertado diferente esta mañana y alguno de la radio dice que mi reloj miente. Ahora parece que no me he levantado tan tarde.
Pero esta no parece mi casa, ni el reloj mi reloj, ni siquiera mi muñeca porque este cuerpo lo siento ajeno a mí.
Me siento como la copia de alguien, y no me importa de quién.
Me costó aprender que por haber sido tan hipócrita me he convertido en un ser deshumanizado, falso. Ahora soy un ente errante sin registro y sin sombra. Tengo tan poca personalidad que por no ser no puedo ser ni un espíritu. Porque carezco tanto de alma como de mente. Escribo lo que escribo porque entre mis dedos aún quedan resquicios de lo que un día fui.
Alguien llama por teléfono pero de mi boca sólo salen dos palabras que intuyo son un nombre y un apellido. Una voz. Una voz que no es la mía, o la de ella.
La boca seca, pastos¬a. Los ojos cerrados, oprimidos. Y un dolor agudo en el oído izquierdo. Jaqueca, también jaqueca. Un intenso dolor de cabeza.
Y el temor a no estar solo, o a estar solo. Un sentimiento de extrañeza y picor entre las piernas.
Cuelgo el teléfono. No hay fotos en esta casa, solamente vacío. Vacío. Eco. Mi única compañía es el regreso de una voz que aborrezco aunque ahora sea mía. No tengo fuerza en las manos, sólo un rastro de sangre entre las piernas.



Madurez.

He visto una copia de mí en el cine. Tenía el pelo más vivo que el mío y una sonrisa fija bajo un par de ojos verdes. He visto una copia de mí, con el pelo recogido en una pinza de plata y un vestido demasiado corto. He visto una copia de mí con alguien que conozco.
Por alguna razón creo que ha venido a matarme, así que me cambio continuamente de butaca para despistarla.
He visto una copia de mí mejorada. Más joven, más guapa. Diplomática. Esa clase de gente que cae bien a todo el mundo menos a mí. Dos butacas más a la derecha una muchacha quiere humillar a su pareja. Le toca, le excita, le rechaza. Va sin bragas, falda tres cuartos, maquillaje claro; puta decente, discreta. Reservada. Manipuladora, acomplejada de su ignorancia. Su vida estancada: hace tres años el tiempo se paró para ella y ya ni si quiera envejece, sólo engorda. Y se acompleja un poco más.
Esa copia soy yo hace más de tres años.
Encerré mi adolescencia en hojas de papel. Encerré mis recuerdos, o, mejor dicho, los traspasé. Ya no me queda nada en la cabeza, sólo en mis manos. Todo quedó en papel. Tan frágil. Cualquier día todo puede arder.
Todo.
Desaparecerán las cosas que me avergüenzan, las acciones, mis actos de quinceañera.
Esa parte de mí que hoy parece haber renacido.
Ahora que la veo siento que todo se ha hecho añicos, como las puntas de mi pelo. Se resquebrajan las palabras que hoy se han vuelto hielo.
Todo ha muerto.

jueves, 23 de octubre de 2008

Jamais Vu!

http://jamaisvufanzine.blogspot.com
Oh, sí! Ya tenemos la portada del Fanzine!
El dibujo es del artistazo Eduardo Alvarado.
Como ya dije, aún estais a tiempo de enviar material para publicar en el fanzine, que saldrá a la calle el próximo mes de Noviembre.

Y, repito: NECESITAMOS PATROCINADORES.
Si quieres que tu negocio (librería, bar, boutique, peluquería, taller de reparaciones, sex shop, etc etc etc) aparezca publicitado en Jamais Vu, o tienes un local donde quisieras que presentáramos el fanzine, ponte en contacto con nosotros: jamaisvufanzine@gmail.com

A los que queráis colaborar: Enviad vuestra obra gráfica o literaria como archivo adjunto a jamaisvufanzine@gmail.com junto a una pequeña autobiografía de no más de cinco líneas.

martes, 21 de octubre de 2008

La canción de las primeras veces


Cuando la policía encontró a X abrazada al cuerpo ensangrentado y casi sin vida de Y, a quien acababa de apuñalar, y le preguntó por qué lo había hecho, X contestó “Cosas nuestras".




Hay una canción de Glasvegas que dice “es mi propio corazón traicionero quien me hace llorar”. Precisamente esa canción sonaba cuando ella dijo “cosas nuestras”. Puede que sea por eso que Jaime siempre pone esa canción cada vez que invita a una mujer a cenar a su casa por primera vez.

Jaime es policía y ella es Martina, la chica que apuñaló a su hermano de año y medio. Él, al principio, intentó olvidarlo. Cada día, durante los seis primeros meses, luchaba contra el recuerdo, contra la canción y la respuesta de Martina. Cosas nuestras.

Hoy viene Aída, la cuarta en quince días. Jaime la conoció el sábado en el pub más fluorescente de la zona de bares. Luces de neón, música mala, barriobajeras luciendo escote, ombligo y pierna, y fracasados en tirantes compradores en potencia del Jes-Extender.

Después decidió no intentar olvidarlo. Quería mantener en su retina viva la imagen para sentirse con vida. La cara de Martina, esa cara de niña inmadura: preciosa, inquietante, dulce y demente.

Jaime abre la puerta con una sonrisa y Aída entra, envolviéndose en una melodía que desde hace tiempo enturbia la mirada de él. Ahora es cuando ella, como todas las anteriores, siente el cosquilleo del vértigo y tuerce los labios. A la espera de una reacción rápida y tranquilizadora por parte de su anfitrión, por un jarro de energía positiva, no muy fría.

Es esa energía, tan tensa, la que da vitalidad a Jaime. Es la energía que a ellas les da ese rictus de inseguridad lo que le gusta. No son ellas, no, quienes le hacen sentir con vida, sino la tensión de aquel momento. La energía negativa del recuerdo, la que tiñe de tristeza sus ojos y de desconfianza los de sus chicas en las primeras citas.

* Este texto es una pr´actica para la asignatura "Composición Literaria". El ejercicio consistía en escribir un relato a partir de la frase que aparece en cursiva.

lunes, 20 de octubre de 2008

Entre chuches

Fui teleoperadora durante cuatro días. Durante veinte horas.

Hyku me dijo, hace una semana, que no me preocupara porque en cuanto dejara de echar curriculums y deseseperarme por buscar trabajo me lloverían las ofertas. Y, más o menos, así ha sido. Como ya dije, el martes comencé a trabajar para Orange como teleoperadora a media jornada, para compaginarlo con los estudios. El trabajo no estaba mal, o al menos no tan mal como me habían dicho que sería. Llegaba a las cinco, me ponía frente a un ordenador, me colocaba los auriculares y esperaba a que saltaran las llamadas para intentar convencer a gente que no quería escucharme de que contrataran nuestros servicios. Sinceramente, no me veía capaz de convencer a nadie, pero como me hicieron un contrato de prueba de un mes, no me preocupé mucho. Curro este mes y luego que me echen. No pasa nada. Pero el viernes me llamaron de una tienda de aperitivos (dígase: gominolas, patatas fritas, bollería, encurtidos, frutos secos...) para hacerme una entrevista, y mientras Valladolid entero se llenaba de universitarios borrachos por ser la prestigiosa fiesta de la facultad de medicina, yo me puse monísima de la muerte y me encaminé hacia la entrevista. Media jornada por la tarde de martes a domingo. Maravilloso. Ya te llamaremos. Bien.
Por la tarde me encaminé pues hacia el polígono, a volver a intentar convencer, hasta que a las siete en punto, hora del descanso, me llamaron por teléfono. Era el dueño de la tienda de chuches: "Mañana a las siete y media empiezas a trabajar".

- Adriana, que no me estás haciendo ninguna venta, qué voy a hacer contigo. - Me dice mi jefa después del descanso.
- Mira - le digo mostrándole dos formularios de nuevo cliente - serían dos clientes si no fuera porque en cuanto les he pedido el número de cuenta me han colgado el teléfono. De todas formas te quería comentar que me han llamado de otro trabajo, y sería para empezar mañana mismo.

Y me trae la hoja de "baja voluntaria" y la firmo, y me da dos besos, y me dice que espera que esto me haya servido de experiencia, y que llame dentro de una semana para cobrar el finiquito.

Y yo feliz.

+++

Otra cosa: Aún seguimos buscando gente que quiera publicar sus obras, tanto gráficas como literarias, en Jamais Vu.
También necesitamos patrocinadores.
http://jamaisvufanzine.blogspot.com

miércoles, 15 de octubre de 2008

Primera pr´actica

Este año me he matriculado en "Composición literaria", una asignatura que imparte Javier García Rodríguez, a quien ya conocía por el COLMO.
Como últimamente ando muy liada entre las clases, el curro (porque sí, he conseguido encontrar trabajo y ahora soy oficialmente una teleoperadora), y la cantidad de textos que tengo que escribir para diversas revistas (entre ellas el fanzine Jamais Vu... que ya me vale) y etc etc... no tengo mucho tiempo para el blog, así que he decidido colgar la primera pr´actica que he tenido que hacer para Composición Literaria, a ver qué os parece.


1. ¿Qué crees que haría un leñador en el desierto del Sahara?
Buscar oasis. Talar hologramas. Desesperarse. Enterrar el hacha.
2. ¿Cuál sería tu reacción si una mañana, estando sola en casa, llaman a la puerta y te encuentras con un cocodrilo que te ofrece educadamente un detergente?
Le repito por enésima vez que no quiero detergente, que me va muy bien lavando a mano con jabón de lagarto. Sé que todavía quiere hacerme sentir culpable porque compré aquel jabón que el Sacamantecas me vendió poco después de que matara a sus hijos (los del cocodrilo, no los del Sacamantecas), pero creo que ya va siendo hora de que lo supere. Me dejaba tan suave la ropa…
3. ¿Dónde crees que estará el agua con la que te has lavado esta mañana?
Todas las mañanas recojo ese agua para vendérsela a mi vecino, que tiene problemas de calvicie.
4. ¿De qué color son los aminoguanos o guanaminos? ¿Por qué? ¿Crees que tienen experiencia previa?
Para empezar, los aminoguanos y los guanaminos son dos animales completamente diferentes. Comúnmente se les conoce como los bichos rosas (aminoguanos) y los bichos azules (guanaminos), que son esos bichos minúsculos de los cuales esta´ todo hecho. Quiero decir que todo esta´ hecho de esos bichos. El suelo que pisamos, nosotros mismos. Todo lo que conocemos son simplemente aminoguanos y guanaminos perfectamente organizados. Por ende, nosotros mismos somos bichos rosas y azules. Dios mismo es un compendio de estos animales y ellos mismos son Dios. Algunos hablan de panteísmo, pues están en todas partes y todas partes están de ellos hechas. Con respecto al color, se sabe que los aminoguanos son rosas debido a su gran cantidad de moniguacaminos, una sustancia de tonalidad rosácea y propiedades afrodisiacas sin las cuales les sería imposible relacionarse con los guanaminos y, por tanto, crear y procrearse. Estos otros, los guanaminos, son azules porque son seres enormemente depresivos.
Esta´ claro que son inexpertos. O eso espero.
5. ¿Qué pensarán los sapos de las ranas?
Que están buenísimas. Vamos, que tienen unas ancas irresistibles.
6. ¿Qué receta inventarías para hacer que ladre el perro?
Bien sabido es que en estos casos nunca falla el cacao en polvo con cáscara de nuez.
7. ¿Cuál sería tu reacción si te encontraras a la abuelita devorando al lobo?
Pues como siempre, decirle que este era diferente. Esta abuela mía, ¡siempre igual con todos mis novios!
8. ¿Cómo te las arreglarías si el mundo fuese plano?
Aprendería a volar, por si alguna vez tropiezo en la frontera.
9. ¿Te impresionaría el ver avanzar sobre nosotros la muralla china?
Si a su paso no deja un rastro de baba resbaladiza como el caracol no me importaría demasiado.
10. ¿Cómo reaccionarías si comprobases que, efectivamente, ese elefante en celo que acabas de ver en el zoológico te persigue con intenciones deshonestas?
Le recordaría que la última vez que accedí a ello me costó muchísimo convencer a mi marido de que no le había sido infiel por cuestiones de tamaño.
11. Trabajas en una empresa de calzado y te encomiendan vender una remesa de zapatos a los bosquimanos (que jamás han usado tal tipo de prenda) ¿Cómo los convencerías?
Supongo que les mostraría la obra de Helmut Newton.


En otro orden de cosas... la editorial Ediciones Emilianenses ha reeditado mi novela "La Soledad del Café". Sí, esa cosa que escribí con diecisiete años...
Si queréis comprar el libro (cuyo diseño de portada es del siempre magnífico Daniel Tudelilla) pedid el libro a la editorial: info@edicionesemilianenses.com

Desde este enlace podréis ver la reseña del libro:
http://www.edicionesemilianenses.com/sole.htm

martes, 7 de octubre de 2008

El show de la Inútil II

Os voy a comentar a grandes rasgos mi gran día de hoy. El día en el que he terminado tirada en la cama gritando algo así como “odio a todo el mundo”. Bueno, en realidad no he terminado así. En realidad he optado por ponerme una tila, tirarme en la cama y respirar profundamente. Tampoco ha sido para tanto. No, qué va. Desde que soy Santa he aprendido a tomarme las cosas con m´as calma. Ni siquiera me preocupa que no me funcione la tecla “a”. Después de año y medio con el problemilla he aprendido a vivir con él. Para qué arreglarlo si puedo acostumbrarme a ello.

Quizá todo se resuma a eso. Para qué comerme la cabeza. Mejor me hago a la idea y punto. No iba tan mal encaminada cuando dije que soy una inútil.

Como bien sabéis los que seguís este blog, llevo buscando trabajo desde Mayo. En principio buscaba un trabajo para verano en Logroño, ya que es allí donde pasé todo el verano, pero al no tener suerte (o padrino), a finales del periodo estival decidí continuar mi búsqueda por Valladolid, que es mi ciudad de Invierno.

Si en Logroño no me llamó ni Chus, en Valladolid voy recibiendo m´as de una oferta desde el lunes pasado, que es cuando llegué. Supongo que no iba mal encaminada cuando dije que Logroño es un puto pueblo donde sólo funciona el enchufe. De todas formas todo hubiera sido mejor si esas ofertas hubieran derivado en contrato y no en estúpidos “ya te llamaremos”. Estoy harta de tanta entrevista que no va a ninguna parte, de patearme esta ciudad entregando curriculums que no sé si llegan al jefe de personal o a la papelera. Estoy harta de escuchar la pregunta “¿Pero tienes experiencia?”. Harta de visitar mi menú privado de Infojobs y leer “descartado” en la mayoría de las ofertas a las que me inscribo. Descartada como dependienta, como recepcionista, como promotora, como los cojones. Y otras trabajan en la radio sin tan siquiera estudiar periodismo o tener una voz bonita.

Bueno, pues aquí la inútil, tuvo una entrevista el viernes por la tarde en una cafetería. Buscaban a una camarera para media jornada por las tardes, de lunes a viernes, y también camareros de refuerzo para los fines de semana por la noche, de once a cuatro. “¿Pero tienes experiencia como camarera?”, me pregunta la jefa. Pues no, ¿no lo sabes? ¿O me has citado sin tan siquiera leer mi curriculum?
Tiene gingivitis, mi gran temor. Si, tengo miedo a quedarme sin encías. Pues bien, esa tía no tenía. Gingivitis. Sobre los dientes no había apenas encía sino una asquerosa capa negra. Me hablaba y no podía dejar de mirar ahí. De todas formas era difícil porque no dejaba de sonreír. Esa maldita gente que sonríe mientras te esta´ llamando inútil. Y no, no tengo experiencia, pero te estoy diciendo que quiero trabajar. No creo que sea muy difícil poner copas un viernes por la noche. Joder, creo que nadie sepa m´as de combinados que yo. Pero no tengo experiencia ni una talla cien de sujetador o una treinta y cuatro de pantalón. “Mañana te llamo con lo que sea”, me dice con su sonrisa de calavera.

Al día siguiente esperaré una llamada que sé no va a realizarse.

Al día siguiente por la mañana tengo otra entrevista. Esta vez en una ETT. Una empresa de adsl busca teleoperadoras. En un edificio del polígono San Cristóbal.
“En principio no buscan gente con experiencia, sino gente con ganas de trabajar a la que le guste realizar llamadas.” Me dice la chica de la ETT, que resulta ser bastante simpática. “Siete euros y pico la hora m´as comisiones, 25 horas a la semana. No esta´ nada mal si lo quieres compaginar con los estudios. Porque estudias… - mira el curriculum- filosofía… por la mañana.”. Sí, y mantengo la esperanza de algún día ser profesora de filosofía o, en el mejor de los casos, escritora. Mi objetivo en esta vida es acabar con Zafón y Reverte. ¿Qué te parece?
“Sí, tengo muchísimas ganas de trabajar.” Muchísimas. Mataría por un trabajo. Mataría por ver hincharse mi cuenta corriente. Ver´as, es que tengo una carrera y un piso que pagar, ¿sabes? No soy esa clase de niñas pijas que se meten a currar en la bocatería de su primo para demostrar al padre que pueden vivir sin su dinero. No sé si me explico, ¿sabes? No es que quiera parecer interesante diciendo que estoy reventada por currar. No, es que necesito trabajar. Es que lo necesito, joder. ¿Qué quieres? ¿Que me meta a puta? ¡Es que en eso tampoco tengo experiencia!. Sólo sé escribir, ¿sabes? Sólo sé hacer eso. No sé, ¿no tienes algo para mí en el Norte de Castilla? Ah no, que para trabajar en radio, televisión o prensa es necesario estudiar Periodismo.
“Trabajarías dos meses con nosotros, si gustas a la empresa, y luego si les sigues gustando pues te contratan ellos”. Y yo sigo con mis pajas mentales. Recuerdo Cosmofobia, de Lucía Etxebarría. Una de las protagonistas es una joven sin estudios que trabaja como teleoperadora, pero termina dejándolo por un bar de su barrio porque el de teleoperadora le resulta esclavizante. No me considero mejor ni peor que ese personaje, pero yo por lo menos terminé la secundaria. Si ella pudo ser teleoperadora, ¿por qué no? Joder, esa perra teniendo menos cultura que yo consiguió ser camarera. Es que manda cojones.
“La semana que viene te llamamos para concertar una cita con la empresa y después te volveremos a llamar si te quieren coger”.

Me pongo la gabardina, salgo por la puerta, cojo el autobús y me dirijo a la facultad: son las doce: tengo clase de filosofía de la biología. Y me gusta lo que estoy estudiando, ¿pero de qué cojones me sirve todo esto? ¿Realmente mereció la pena dejar Logroño por todo esto? No voy a salir de esto nunca. La carrera no me va a dar ni para pipas. No valgo para ser camarera. Qué m´as da lo que digan Voltaire, Duns Escoto, Levi-Strauss o Kripke. De qué me va a servir todo esto. Para qué si sigo siendo esa inútil que nunca entiende nada. O esa Santa.

Esta mañana, entre historia de la filosofía moderna y filosofía del lenguaje mi móvil empieza a vibrar. Lo cojo. Es la chica de la ETT.
“Esta tarde a las cinco y media en el edificio tal, esta´ en la calle tal, en el Polígono de San Cristóbal. No tienes coche ¿no? Bueno, seguro que tienes autobús, si no llamamos y te indico cómo ir.”

Llego a casa a mediodía y mi madre me hace la llamada del día. La de “no gastes mucho pero come, ¡come!”.
“¿En el polígono? ¡Pero no podías haber dejado un curriculum en Cortefiel!” Y voy yo le suelto:
“Pero que no… que el polígono de aquí no es como el de La Portalada. En este hay hoteles, casas y de todo…” y es que para una oferta que promete no me voy a echar para atrás…

Sara, amiga y compañera de piso, me dice: “Te acompaño yo. Que sí, mujer, yo te acompaño. Así, si nos perdemos, al menos nos perdemos las dos”. Me alegra oír eso. Ya estoy m´as tranquila. Después de que mi madre me recordara todo lo que suele ocurrir en los polígonos estaba un poco acojonada, la verdad. Además, desde que me puse lentillas, sueño que me sacan los ojos con destornilladores. No es muy agradable soñar esas cosas.

Pero el destino tenía otra cosa preparada para mí.

Son las tres y media. Me visto: Camisa marrón, pitillos negros, botas altas marrones. Perfecto. Son las cuatro.

Me empiezo a marear.
Véase bajada de tensión.

Me sigo mareando. Me siento. Me encuentro mejor. Me levanto. ¡Joder! Me vuelvo a sentar.
Tambaleándome como si me hubiera bebido todos los cubatas que no podré poner en el bar de la mujer sin encías, salgo con Sara del piso y nos disponemos a esperar el ascensor. Es entonces cuando me entero de que Sara ha cambiado de planes. No me va a acompañar, va a ir a su facultad a hacer algo de la beca o de la matrícula o todo junto. No lo sé.
“Oye, Sara, que no puedo ir así a ningún sitio”. Lo único que me faltaba en esta vida era desmayarme en un autobús urbano rodeada de desconocidos. “Pero, tía, ¿cómo no vas a ir a la entrevista?”. Joder, acompáñame. Lo pienso, no lo digo. No lo digo porque ella esta´ en su derecho de no quererme acompañar al culo de Valladolid. Así que le digo adiós, entro en el piso, y me tiro en el sofá. Este puto piso parece una balsa en medio del mar.
Suena mi móvil.
“Hola, ¿ adriana? Te llamo de una oferta de azafatas, para la promoción de una cerveza. Hemos cogido tu curriculum de Infojobs, era por si seguías interesada en el trabajo”. Sí… “Bueno, pues el miércoles vente a hacer un casting…”
Entre el colocón mental que llevo y el cabreo que tengo porque a mi amiga le diera la venada de dejarme plantada cual tiesto, no me termino de enterar muy bien.
“Pero… ehm… yo no tengo experiencia. Nunca he trabajado como azafata, ¿cómo es un casting de eso?”
“Bueno, ¿vienes o no?”. Joder, esto suena a trata de blancas. “Vale, voy”.
Aprovecho desde aquí entonces para preguntaros qué coño piden en esos castings…

Me tomo una tila, cierro los ojos, respiro y me voy.

Me voy al autobús, camino al polígono San Cristóbal. Yo sola. Alone ante el danger. Mi carpeta con curriculums y yo. Curriculums porque los de la ETT me dijeron que tenía que llevar un curriculum con foto. Por eso ayer fui con Sara hasta el fotomatón de la estación de tren a hacerme fotos de carnet. Salí el sabado por la tarde con intención de hacerme en una tienda de fotos y dejar curriculums por alguna tienda después, pero en Valladolid los sábados sólo tiene movimiento la bola del mundo de Plaza España.

Llego al polígono y me pierdo. Sí, me pierdo. Frente a mí hay un indicador digital o no sé qué cojones. Me acerco a él y tecleo el nombre del edificio al que tengo que ir. Ese aparato me dice “NO EXISTE”. Bien. Perfecto.
No hay nadie. Sólo camiones y obras. Esto parece Mad Max.
Empiezo a dar vueltas como una idiota, haciendo caso omiso a las indicaciones de los cuentos infantiles: Si te pierdes, quédate dónde esta´s. Pero nada, yo a enredar m´as la madeja. Hasta que me harto y llamo a la ETT.
“Hola, soy adriana, tenía una entrevista esta tarde…”
“¡ah, sí! Dime”
“Ehm… que me he perdido en el Polígono”.

La chica, muy amable, empieza a indicarme, de modo que me encuentro acelerando el paso, con mis botas de tacón, móvil en mano, carpeta en otra, sorteando las obras y todo lo que los obreros dicen a mi paso. Los camiones me pitan, y otro me silba desde la ventanilla. Pienso que podría pensar que querría matar a Sara, pero de haberme acompañado yo no hubiera vivido esta experiencia tan… country.

Llego al puto edificio, que esta´ m´as allá del bien y del mal, al final del polígono. Como mi amiga Sara dice: En mataporculo del páramo.

Allí dentro todo es tranquilidad y aire acondicionado. Es como el paraíso o algo así. Subo a la segunda planta y me recibe una flechita sobre la cual pone “entrevistas”. La sigo y me encuentro en una oficina.

“Hola, tenía una entrevista…”
“Sí, ¿Quién eres?”
“adriana, vengo de parte de la ETT …”
“ah, sí. Dame tu curriculum, adriana. Oh, no, que nos lo dio la ETT.”
Perfecto. Podía haberme ahorrado cargar con la puta carpeta todo este rato.
“Pero… ¿NO TIENES EXPERIENCIA?

No, ¡no tengo! “He trabajado como recepcionista en un centro de belleza y en un un centro de bronceado… y también he sido dependienta de Cortefiel”.
“Pero… ¿Teleoperadora?”
“No”. Joder, lo pone en el puto curriculum.

“Bueno, Adriana, gracias por venir. Te llamaremos”.

Salgo de allí, llamo a un taxi y después llamo a Sara:

Sara, ¿Est´as en casa? Pues cuando te vuelva a llamar baja al portal con dinero, que voy ahora hacia allí en taxi y estoy pelada.”

En el taxi, el móvil vuelve a sonar. Es la chica de la ETT.

“Sí, sí, todo bien, sigo viva…”
“Bueno, pues antes de las siete te llamo con lo que sea, ¿vale?”

Las siete, las siete y media, las ocho… aquí no llama nadie. Qué se le va a hacer. No tengo experiencia.

Una vez en casa, después de poner el ordenador en la ventana, logro pillar Internet. Me dirijo al hotmail.

Suelo colaborar con el Aula Literaria de Logroño, un taller coordinado por Diego Marín y en el cual también colaboran Nerea Ferrez, Eva Villate, Hernán Yaniquini y Juan Kim Ballesteros, entre otros, responsables además del fanzine Degeneración Espontánea.
El último trabajo del Aula consiste en adaptar un relato de Roald Dahl para la realización de un corto. Hace quince días, como me encontraba en Logroño, fui a la reunión y nos repartimos la primera parte del trabajo: trasladar el relato a guión. Bueno, pues quedamos en que cada uno de nosotros adaptara una parte. Genial. Yo hice mi parte, se la envié por correo a Diego Marín, parece que le gustó. No sé, supongo. Yo le dije que me dijera si estaba mal, así que como no me dijo nada pensé que estaría bien. Así funciona el cerebro de una Santa.
La cuestión es que hoy, después de venir escaldada del polígono San Cristóbal y descubrir que tampoco valgo para vender por teléfono, recibí un mail de Diego Marín en el que me adjuntaba el guión definitivo y me proponía hacer el story-board de la segunda escena.
Antes de contestarle, abrí el documento y le eché una ojeada. Mi parte no estaba por ningún lado. Estaba completamente cambiado. Vamos, que había renacido. O algo así.

Veo que habéis tenido en consideración la parte que hice del guión. En fin. En cuanto pueda me pongo con el story board. Espero que lo tengais tan en cuenta como la parte que hice del guión.

Voy a tomarme una tila, que llevo todo el día recorriendo Valladolid en busca del arca perdida. Madre mía,

Estoy harta de entrevistas y "ya te llamaremos".

viernes, 3 de octubre de 2008

Down by the water




Yo soy dragón . excitable y pasional, con una vida compleja; apariencia dura pero compasiva. Nacida para ser líder. Y esto no lo digo yo ¿eh? Que esto lo dice el horóscopo chino.

Soy, lo que viene siendo, una santa. Sí, y no hay ma´s cera que la que arde. Soy santa. El resto del mundo, demonios. Demonios que quieren arrancarme los veintiún gramos de sentido común que aún me queda.

Ignorantes todos ellos, creyendo que soy quien se equivoca. ¡Yo! ¿Yo? Yo soy una santa. Qué digo santa, soy Dios.

Los bohemios, los gafapastas, los fachas, los modernos, los hippies, los punks, los republicanos, los anarquistas, la conferencia episcopal, los poetas… no serían lo que son si no fuera por mí. Soy el poder invisible. Esa retrasada mental que nunca entiende nada en realidad no existe.

Es a mí a quien visitan los monstruos fosforescentes por la noche. A mí, a mí me vienen a intentar atemorizar. ¿Por qué? Porque yo soy una santa. Se reflejan en el espejo y multiplican sus fauces, pero no pueden comerme porque mi llanto derrama agua bendita. Porque yo… yo soy una santa. Qué digo santa, soy Dios.

Las acciones correctas son ahora incorrectas si corren de mi cuenta, para que piense que todo entiendo al revés. Para darle el beneficio de sentirse bien, superior a mí, y así sentirme bien yo: redimida. Redimida por la cantidad de veces que odié.

Para ser para ti esa retrasada mental que nunca entiende nada.

(I lost my heart under the bridge)

* Dos años de bachillerato artístico para al final dibujar tonterías con un boli bic.
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