lunes, 22 de octubre de 2007

Melancolía por Rusia


Katriuska se siente sola. Katriuska se siente sola y triste, porque ha desaparecido. Literalmente, se ha esfumado.



Y no ha muerto, ni se ha escondido, sólo ha decidido quedarse en casa. Acurrucarse en el sofá y hacer zapping, protegerse bajo una manta mientras escucha músic­a hasta dormir.



Esperar una llamada que la saque de ahí.


Aunque hoy, sinceramente, no le apetece salir.



Hoy no quiere ni abrir la puerta del portal para no encontrarse con ningún vecino. Tampoco quiere que explote el microondas, pues no le haría ninguna gracia tener que salir corriendo.



Katriuska se queda en casa, en pijama, comiendo chocolate o desempolvando lo limpio.



A saber.



¿Es sólo una desgana dominical?



Las paredes se estrechan por momentos y no queda tabaco. La tele, la cocina, el teléfono. Un agobio continuo que le hace temer lo que todos los domingos: volverse loca.


Un porro, sexo, algo. Ni porro, ni sexo, nada.



Y entre lágrimas dice “te quiero” a un teléfono. Un “quiero estar contigo”, “te echo de menos”, “necesito abrazarte”.



No es que sea antisocial, es que aunque en un entorno social inconscientemente está ausente.


Porque no le interesa de lo que hablan. Porque no escucha, se pierde.



Ojalá hubiera alguien a quien criticar.



Porque Katriuska, la muy ingenua, se ha enamorado. Que tonta, Katriuska, que inocente (casta, honrada, virgen, buena, íntegra, cándida, ingenua).



La autista ninfómana ya no puede repetir aquello de:


“¿Te volveré a ver?”


“Jamás. Ya no me sirves”.



Porque ha conocido a alguien que le sirve, a alguien a quien desea volver a ver aunque, por circunstancias de la vida, no puede.



Katriuska, la rusita que sorprendentemente lograba tener más de veinte comentarios en cada entrada.


Tan sólo nueve entradas monótonas, de índole erótica (sensual, carnal, voluptuosa, sicalíptica, amorosa, amatoria, apasionada).



Nuestra putita del Este ahora desea huir de lo que hasta hace poco fue. Nuestra putita del Este parece no querer llegar a la entrada número diez.



Le dan las 2:46h de la noche y no quiere dormir.


Y si duerme lo hará abrazada a la almohada con la esperanza de soñar con él esta noche.


Y acordarse de su imaginación mañana, si la resaca de vodka se lo permite.



3 comentarios:

  1. Que bonita despedida la de esta muchacha, desde luego se le echara en falta...esperemos sea un astaluego y no un adios.

    ResponderEliminar
  2. pena penita pena...

    triste es la despedida de "katriuska" pero no su razón... obvia, pues con sólo verla la cara se nota su enamoramiento...

    un corazón que late por esa persona que la ha sacado de la melancolía, de la soledad.
    un corazón que late por esa persona que la ha enseñado una nueva vida...


    besitos dulces ^^

    ResponderEliminar

Entradas y Comentarios