miércoles, 28 de febrero de 2007

Sin título (Aún) 3 o 4, qué sé yo... Esta historia no tiene coherencia, ni ética, ni moral. :)


Las miradas se habían convertido en su idioma. Un idioma donde las palabras sobraban. Sólo los gestos podían significar algo.
En la habitación de Rodrigo podía ocurrir cualquier cosa, pero nunca entraron a la habitación de Paula.

- También me follé a tu amiga.
- ¿A Malena? – Preguntó Paula, mientras dejaba que aquel hombre la follara a cuatro patas. La embestía de forma poco sutil y nada formidable, acariciando sus pechos y apoyando la cara en su espalda. Era un amante pésimo. Se cansaba con facilidad.
Como siempre, terminó y se fue.

Ella no se despedía, sólo se quedaba tumbada en la cama y no se levantaba hasta haber escuchado el sonido de la puerta cerrándose desde fuera.
La puerta se cierra, Paula cierra los ojos, susurra: diez, nueve, ocho... abre los ojos, sonríe y se incorpora para meterse en la ducha.
Quiere gritar, pero llora. Se tira al suelo, las baldosas del baño están frías. Ha dejado correr el agua de la ducha, al máximo. Al caer el suelo, el tubo gira alocadamente, provocando una fuente improvisada que empapa todo el cuarto. Todo su pelo.
Todo el suelo.
Grita, desnuda, tirada en el suelo. En el suelo encharcado. Se levanta, resbala, cae, sigue llorando. El agua sigue corriendo.
Entre sus piernas un reguero de semen pegajoso bajaba hacia los muslos. Estaba llena de semen. Semen por todas partes.
El filo de la cuchilla brilla a contraluz. Sesga su piel. Sangre y semen nadan en el gran charco de agua que no deja de crecer en el suelo del baño.
Hay una serpiente enajenada escupiendo agua, retorciéndose y separando la sangre que flota en la charca.
Paula ahora es una sirena atrapada en sus fauces. La serpiente crece. Ahora es enorme, y Paula quiere luchar contra ella, pero no tiene fuerza.
Hay una princesa desnuda y sucia luchando contra un dragón. Un dragón que la quema con su fuego.
El agua arde, las heridas sangran.

-¿Rodrigo?
-¡Te he dicho mil veces que no me llames al trabajo!
-Es Paula.

Indiferencia era el segundo nombre de Malena. Sentada en el sofá, fumando un cigarrillo, mirando hacia la televisión.
- No soy su madre. Estoy harta de estos numeritos.
- No son numeritos. Paula está enferma. Pero todo saldrá bien.
- Paula no está enferma. Es una drogadicta. Deberías llevártela: yo no puedo convivir con una persona así.
- ¿Insinúas que debo internarla?
- Yo no insinúo nada. Sólo digo que te la lleves, ¿dónde? Me da igual.

Hasta más ver, niños míos.
Que incómodo se me hace escribir en esta sala...
En este ordenador...
¿Cuánto aguantaré con el cable desenchufado?

Cuaderno de bitácora sin conexión


Publico esta entrada desde la sala común de ordenadores de la residencia, ya que estoy en huelga "sin cable". El viernes me acusaron de nuevo, indebidamente, de "chupafiltros". Me enfurecí, y arranqué el cable de conexión.


21 de febrero de 2007
Hoy en la comida me dio un ataque.
¿Fue el reencuentro con Carmela?
¿Fue el Red Bull de media mañana?
¿Fueron las dos noches apenas sin dormir?
¿Fue mi ayuno de ayer?
¿Fue el hipotiroidismo?
Quizá sólo son nervios. Nada más.
Me late el corazón a cien por hora, y estoy ardiendo, pero tengo frío. En mi mesa hay una estudiante de medicina y una estudiante de enfermería.
Pero bueno... son de primero.
24 de febrero de 2007
Mis ojos están derramando tantas lágrimas que no sé si después de esta semana volveré a ver.
Me siento una inútil integral. Nada de lo que hago sirve para algo, no tengo la inspiración que otrora me inducía a escribir relatos. No tengo la fuerza para tranquilizarme, no tengo nada.
A nivel social tengo dos amigas insustituibles, pero ahí se acaba todo. No tengo a nadie.
O quizá sí, pero no lo siento.
Laura fue operada, vigilada y ya ha sido dada de alta, pero yo no la veo desde navidad. Mi padre me vio un día que vino de paso con el coche de la funeraria: dejó al muerto, buscó mi residencia (porque ni siquiera sabía en cuál me hospedaba) dimos un paseo en coche y se fue.
Desde navidades no veo a mi abuelo, ni a mis primas. Ni a mi abuela, ni a mis tíos, ni a mis primos: Roberto y Laura. Desde navidades no veo a Marta ni a Letty, ni a Elena ni a Laura. Desde navidades estoy aquí metida, y seguiré estándolo hasta abril.
Durante el mes de marzo me estaré volviendo loca: exámenes, entregas de trabajos.
No he tenido sexo desde verano. Y ni siquiera aquellas últimas relaciones fueron algo de lo que pueda acordarme con orgullo, así que prácticamente el período de castidad se remonta hasta marzo. Un año.
Desde hace unos meses, de manera repentina, me dan ataques de ansiedad.
El corazón me late, acelerado. Me falta el aire, los sonidos no son reales, parecen oníricos, me mareo. Mi piel arde, como si tuviera fiebre, pero de repente me quedo helada, pues un sudor frío recorre todo mi cuerpo.
De vez en cuando lloro en silencio, para no molestar a mi compañera de habitación ni a nadie que me rodee.
Soporto que me traten como un ser inferior, que dentro de la jerarquía de esta residencia mi carrera sea la menos tomada en serio, y, en consecuencia, yo sea quien menos vale. Me han humillado de una u otra forma, tratándome de mentirosa (como antes decía, riéndome de la situación: “chupafiltros”).
Soporto los favoritismos. Las de medicina y arquitectura pueden hablar en el rellano, pueden llevar tacones hasta altas horas de la noche y tempranísimas horas de la mañana. Yo, no puedo. No soy como ellas.
Yo no soy guapa, yo no tengo sus piernas, ni sus caderas. Yo no sé medicina, y el dibujo lineal siempre fue mi debilidad.
No tengo un chico que me envíe un ramo de rosas por San Valentín, ni unos compañeros de clase afines a mí.
No puedo comer absolutamente nada de lo que ponen aquí, porque cada plato de comida que se me ofrece es un arma letal contra mi hipotiroidismo.
En mi familia todos tienen colesterol. Seguramente, en la analítica que me han hecho hoy, saldrá que yo también tengo. Y acabaré muriéndome, porque no tengo la fuerza de voluntad que tiene mi tío Hilario. Ni nadie.
Porque no tengo fuerza de voluntad. Porque soy muy nerviosa, porque lloro con facilidad.
Porque soy extremadamente débil. Y por eso me han salido estas dos manchitas-costritas espontáneas en la cara.
Mi pelo está débil. Me han salido canas, y tengo todas las puntas abiertas. El tinte va despareciendo: se me está aclarando el pelo.
Nunca he encajado en los círculos sociales. Nunca he sido feliz en el medio en el que me he encontrado.
Nunca he estado bien conmigo misma.
Siempre en conflicto. Eterno conflicto.
Me siento una inútil, eso lo primero: la lógica me supera, soy incapaz de comprenderla. Suspendí el maldito examen de historia de la ciencia después de haber estudiado como una posesa. Soy una inútil integral.
No sé matemáticas, ni biología. No sé nada de eso, a contrario de las demás chicas de esta residencia, porque yo estudié bachillerato artístico.
Es cierto, no valgo absolutamente para nada. O, por lo menos, soy inferior a todas ellas. Lo reconozco.
No soy capaz de contener mis nervios. No soy capaz de contener mi ira.
Aguanté cuatro meses, pero hoy he estallado en mil pedazos y me hubiera gustado desaparecer para siempre.
Quiero desaparecer. De una vez por todas, dejar de existir. Para saber qué se siente.
Los budistas querían eso, ¿no? Llegar a la no existencia. Y los griegos clásicos también afirmaban algo parecido: era preferible no nacer. Y, en caso de nacer, morir lo antes posible.
Esta semana me planteé hacer caso a Nietzsche y los dionisíacos y vivir la vida sin preocupación, sin razón, sin lógica. Sólo vivir en la más completa libertad, pues al fin y al cabo la no existencia llegará de un momento a otro y todo lo vivido se extinguirá con nuestros cuerpos. Entonces, ¿para qué preocuparse? ¿para qué sufrir? ¡si la mejor manera de vengarse de la vida es siendo feliz!
Pero no lo he logrado. No puedo evitar ser humana y sufrir. Y envidiar.
Sé que desean verme muerta. O quizá ya esté muerta para ellas. Porque no soy nada, y lo acepto. Como cuando tenía trece años.
Acepto lo que soy: un cero a la izquierda.

25 de febrero de 2007
17:38h

Nuestra seguridad...
Siempre me aburro de los hombres. En un momento u otro, tarde o temprano, los veo por debajo de mí: inferiores. Me dan pena, me asquean. Creen que soy una ingnorante, y quieren darme consejos de moda, personalidad, relaciones sociales, comportamiento, etcétera, etcétera, etcétera.
Dicen que me admiran, pero en lugar de eso sólo quieren ayudarme a superarme: porque se ven capacitados para ello. ¿Por qué? Porque dan por hecho que, por más que yo sepa, ellos saben más. Y lo hacen mejor.
Me gusta faltarles al respeto, reírme de su carencia del sentido de la intuición. No saben hablar entre líneas: siempre les sale mal.
Se guían sólo por los sentidos. No ven más allá. Me aburren.
Quieren echarle morro al asunto: lo que pidamos en esta cafetería lo pago yo. Lo siguiente lo pagas tú, ¿vale?
Claro, y él se pide un triste chupito de café. Yo, una jarra de cerveza.
No te quejes: después sé que te pedirás un cubata que, a lo mínimo, me costará cuatro euros cincuenta.
¿Crees que me voy a sentir mal? No, para nada... Últimamente deseeo tanto que me quieran que interpretaría el papel de mi vida. Por esta noche, soy Meg Ryan.
Pero tú eres demasiado torpe.
La jugada del cubata te ha salido mal. Sólo con ese cubata ya estás cantando canciones de Maná. Que bien, ni siquiera voy a poder mantener una conversación con el tío este.
Me aburro.
Sé que si le beso empezará a sobarme, pero luego será incapaz de proponerme algo más. No vaya a ser que me lo tome como algo deshonesto... Vamos, no me jodas, ¿y es más honesto que me restriegue su paquete cuando bailamos?
Me aburro.
Por primera vez, doy gracias a Dios por los horarios de la residencia. Es viernes, a las dos tengo que estar allí. Es algo más de la una.
Esto... me tengo que ir.
Espero que lo que le quede de noche lo pase genial, y se restriegue con todas las tías que quiera.
Yo... yo me quedaré en la habitación,
soñando
con Keanu Reeves.

22:39h
Me siento muy ruin.
¿Es esto envidia? ¿qué es realmente?
Me he teñido el pelo, me lo he alisado, me he puesto un vestido corto y unas botas altas. Y todos los tíos que me he cruzado por la calle me han mirado, deseando follarme. Pero, hoy... Hoy tampoco he tenido sexo.
Judtih y Sara barajan la posibilidad de regalarme un vibrador el día de mi cumpleaños.
Y yo me siento mal.
Siempre quise tener un vibrador, y jugar con él durante tardes enteras, sin pensar en nadie más que en mí, pero ahora me siento diferente.
No es sólo placer sexual lo que necesito. Y tampoco necesito amor. Necesito un híbrido entre ambos... pero no encuentro nada que me satisfaga.
Anoche salimos de fiesta, y, de nuevo, la eterna estupidez del sábado noche.
En el Otro Trastero sólo había parejas. Más parejas, todo parejas. El mercado no tiene excedentes; por esta noche, nada de punk.
Vamos al Paralelo. Observo el ganado: nadie apetecible. Bailo y me divierto. Me miran. Me miran porque estoy guapa y visto una minifalda vaquera y unas botas altas. Pero ningún hombre se acerca a hablarme, ni a rozarme. Maldita sea, una simple señal me bastaría para chupársela en el baño. Pero nadie está dispuesto a disfrutar esta noche. No conmigo.
Última parada de la noche: Bagur. Mucho niño pijo. Pero eso, niños. Niñatos que te rozan, te miran. Pero se van corriendo. Es más fácil pajearse en el baño pensando en esa chica que vio en la discoteca que ponerse un condón y buscar el agujero.
Me siento preciosa esta noche. Pero nadie me desea lo suficiente.
Ni yo deseo a ninguno de estos borrachos asquerosos.
Me dan pena.
Todas las chicas están arregladas. Unas más guapas, otras menos, pero todas han hecho lo posible por sentirse físicamente deseables. Ellos van simples, como siempre. Se han arreglado mínimamente, otros ni eso. Miran a las tías con deseo, pero no son capaces de entrarle a una de ellas. Son demasiado para ellos. ¿Quién ligará esta noche? Como siempre, la bajita. La simplona.
Para que el macho no se sienta acobardado.
Sara está en hotel, con su novio. Él ha estado haciendo horas extras en el bar de sus padres durante las últimas semanas para poder hacer realidad este fin de semana:
Venir a Valladolid, alquilar una habitación en un hotel decente.... con Sara.
Baños de espuma con sabor a chocolate, anillos vibradores, juegos, sexo... Todo es perfecto.
No quiero detalles, no quiero saber lo bien que lo han pasado, lo mucho que se quieren, cuánto han disfrutado.
No quiero saber absolutamente nada.
Me hacen sentir mal. Me hacen sentir fea, indeseable.
No quiero estar sola.
No quiero darme asco.
Si me dijeran que tengo cáncer, y que es irreversible...
Si me quedara poco tiempo de vida... ¿qué haría?
¿Dejaría los estudios y volvería a Logroño?
No, no lo creo. Creo que me quedaría aquí. No, tampoco creo eso. Creo que me hundiría en la miseria. Sería incapaz de hacer nada más que llorar, lo sé.
No soy fuerte como la protagonista de “Mi vida sin mí”.
Podría dejar de escribir tantas gilipolleces y empezar a escribir el cuento de Malena.
Malena llena eres de gracia entre todas las preescolares.
Me veía tan guapa el sábado, con el pelo liso, las botas altas, marrones, de punta redonda, y la minifalda vaquera. Dios, qué mierda. Ojalá fuera así de guapa todos los días. Y no este maldito pelo, que me saca de mis casillas.
---- Tengo paranoias. Creo que todo el mundo me mira, me siento desnuda. No me gusta servir la comida por eso. Por eso y porque en cierto modo, hacerlo me obliga a comer. Hoy he comido, y no debí hacerlo. Maldita sea. Mañana no como. Y no pienso sacar dinero. Me voy a pasar una semana de limpieza. De resurgimiento.
Tengo tés, kiwis y manzanas. No necesito más. No. Esta semana no comeré absolutamente nada.
Esta noche es la cena “fin de examenes”, aunque yo no he hecho más que empezar. Pero bueno, brindemos por ellas.
Tendré que ir, para ahorrarme sermones.
Si cuando sirvo como, es más que nada por vergüenza. Me da mucho corte sentarme en la mesa sin probar bocado mientras las demás comen. Me da vergüenza porque yo no soporto que me vean comer. Por el contrario, si estamos unos cuantos comiendo, no me importa.
Al volver de clase, a las siete, me iré a la salita del segundo o a la sala de la televisión a leer: tengo examen de historia de la filosofía el próximo lunes.
Me gusta el sol a esas horas de la tarde. Sobre todo ahora, que nos adentramos en la primavera y el clima incierto me ayuda a pensar. Es como una droga.
El sol, débil pero luminoso, el ambiente naranja, el aire. Me gusta. Me hace sentir, ver, pensar, actuar de diferente forma. Más serena.
Aún no ha terminado febrero. Es el mes más corto, pero a mí se me está haciendo largo. A ver qué ocurre con marzo.
Sé que Sara y Judith me van a regalar un juguete sexual.
Qué tías.

viernes, 23 de febrero de 2007

Pila Kodak Max Litio KCR2 3V


Llueve, llueve muchísimo. Tengo los ojos irritados, ardiendo.

Hoy, por fin, me he decidido a ir a la tienda de fotos para comprar una pila.

El carrete no está terminado: me queda una foto.
Hay una foto en el carrete, una cámara esperando inmortalizar una imagen. Sólo una.
¿Cuál será la afortunada?

Me expongo a una gran carga de enorme responsabilidad.

Una imagen, sólo una. Una sola imagen logrará ser inmortal. ¿A cuál darle tal privilegio?

Me siento Dios. Sí, soy Dios. Yo soy la única capaz de convertir en eterno un instante.

¿Sugerencias?


Por cierto, la maldita pila me ha costado 4'80€, además tendré que sumar el coste del revelado... Dios, a ver si alguien tiene la amabilidad de regalarme una cámara digital por mi cumpleaños. :)

jueves, 22 de febrero de 2007

Baby you can drive my car


Awy dice:
no puedo entender eso de la fidelidad y esas gilipolleces: si estás enamorado de alguien, estás enamorado de ese alguien. El sexo es otra cosa.
Puedes amar a uno y acostarte con otro.
Chico dice:
la verdad es que al que quieres pues no le tienes, pero buscar placer con cualquier vale.
Awy dice:
el sexo es un juego, solo eso
Chico dice:
claro que si: que un día te apetece, pues ya está. Pero si tienes pareja ya es otro lío, ¿verdad?
Awy dice:
mi sueño es tener una pareja a la que se la sople todo, que entienda esto que te estoy contando. Puedo amar a alguien, quizá solo a una sola persona, pero el deseo va más allá.¿y por qué dejar escapar a quien deseas sólo por ser "fiel" a quien amas? Si no quiero nadie me diga te quiero, pero quiero a alguien que me desee.
El deseo es mucho más bonito que el amor.
Chico dice:
la verdad es que es difícil encontrar a alguien que desee eso, pero a esta edad es lo mejor. Porque, ¿a dónde vas con una relación estable? Es la perdición. Te pierdes los mejores años.
Awy dice:
el amor y el sexo son cosas diferentes. Cuando se unen, es genial, pero también pueden andar por separado
Chico dice:
los hombres tenemos fama de pensar siempre en el sexo.
Awy dice:
Sí, y las tías que pensamos así tenemos mala fama, pero me la sopla.
Poco a poco va liberándose la mente del colectivo femenino
Chico dice:
Si te buscas una novia la verdad es que quieres buscar a alguien con quien echar un polvo y nada mas
Awy dice:
un polvo asegurado. Eso me parece de lo más hipócrita: interpretar el papel de la parejita feliz solo para tener con quien follar.
Awy dice:
Chico dice:
lo que pasa es que las cosas están difíciles y les tienes que hacer el cuento
Awy dice:
yo paso: al pan pan, y al vino vino,
Chico dice:
efectivamente, pero es lo que hay
Awy____Awy______ dice:
pues hay que cambiarlo
Chico dice:
si le dices a una chica que sólo quieres echar un polvo con ella te manda a la mierda
Awy dice:
eso son las pijas estrechas, que se creen que por decir eso son más importantes. Chorradas. Reprimidas.
Chico dice:
si lo único es que te cuesta echarles un polvo más tiempo, pero seguro que es lo que quieren. Lo único que se resisten más. Sí quieres tirarte a alguna no hay más remedio que echarle el cuento.
Awy dice:
son gilipollas. Es que no lo entiendo. De verdad, no lo entiendo.
Que triste. Yo a esos los tengo bien pillados: a esos, lo mejor, mandarlos a la mierda. Que a mí por tonta no quiero que me traten. Las cosas claras y el chocolate espeso. Que si lo que quiero es un polvo, quiero que me propongan un polvo, no amor eterno.
Chico dice:
porque si estás con una chica y le sueltas que si quiere echar un polvo, te manda a la mierda.
Awy dice:
Pues que tías más gilipollas conoces.
Chico dice:
Esto de la filosofía lo llevas en la sangre. La verdad es q tienes razón muchas chicas lo único que quieren es sexo, pero no lo saben admitir por el Qué pensará de mí si le digo que sí a la primera.
Awy dice:
porque nos han inculcado la puta mierda de la moral y el honor. No mejodas:
un tío se puede tirar a todas las que quiera y es Dios. Y una tía, una puta. Pero me la sopla: no me voy a reprimir por el qué dirán. Soy humana, mal le pese a quien le pese.
Chico dice:
la verdad es lo que dices, lo qu epasa es que la gente no lo acepta. Pero no somos de piedra.
Awy dice:
yo sólo sé que me voy a morir, que no valemos una puta mierda, y paso de joder esta oportunidad de existir alabando el gusto de una cultura y una tradición que fueron creadas para coercionar la sociedad.
Chico dice:
piensas como una autentica filosofa
Me gustan las personas con ideas claras
Me gustan s formas de pensar, porque es la verdad aunque la gente no la entiende. O no la quiera entender por el qué dirán.
Awy dice:
le da miedo aceptarlo: no es fácil romper las normas cuando llevan tanto tiempo fijadas.
Chico dice:
sobre todo a las chicas, que se resisten, pero en verdad lo desean más que los chicos.
Awy dice:
lo desean IGUAL.Porque la historia ha jugado a vuestro favor siempre,
porque vosotros tenéis el privilegio de poder manifestar vuestros deseos sexuales sin temor a que os rechace la sociedad
Chico dice:
ya, pero suponte que nos conocemos una noche cualquiera y te digo que te vengas conmigo a echar un polvo. Seguro que me mandas a la mierda.
Awy dice:
si no me gustas no me voy contigo, lógicamente. Pero prefiero que me vengas así que no con un "te he visto y me he enamorado de ti"

Inteligencia Emocional


No ha sido un joven guapo e inteligente diciéndome que está loco por mí quien me ha hecho sentir bien conmigo misma. No.
Me ha hecho feliz un hombre, que se habrá tirado a quién sabe qué inmensa cantidad de tías, diciéndome “quiero comerte la boca”.

Estoy mal, ¿eh? Sí, muy mal.

Sobre todo cuando me dan pequeños ataques al corazón.

Corazón: ^o)


Mi corazón se está secando porque los tíos de mi edad, (bueno... no todos) son gilipollas. Los tíos que me rodean son cortos, son ignorantes.
No pillan indirectas, y si voy directa salen corriendo. Todo el día hablan de sexo, pero si lo hago yo, huyen de mí.
No puedo hablar de masturbación femenina, ni puedo desear. Soy mujer, y una mujer que habla abiertamente de sexo, como tan libremente pueden hacer ellos, es tenida a menos.

Vuelvo a tener trece años. Vuelvo a ilusionarme con chorradas.

Vuelvo a tener trece años, a ser terriblemente insegura, a asimilar la realidad: que soy inferior al resto, aunque suela sentirme superior.

Vuelvo a ver mi cuerpo desnudo en el espejo y a gustarme.
Pero sólo hasta el ombligo.
Mis hombros huesudos, la clavícula. La espalda estrecha, delgada; la cintura. Mis costillas, marcadas. Mis pechos, pequeños pero firmes. Me encantan, con los pezones rosas. Me gusto.
Sólo hasta la cintura.

Pero por mucho que me guste y me prefiera al resto de torsos que vea, soy consciente de que soy inferior. Este torso no está al gusto del consumidor.

Vuelvo a tener trece años, a ser curiosa, a ponerme nerviosa antes de un examen.

A divagar, sin fronteras en mi imaginación. Imaginación. Imaginación. Imaginación. Imaginación.

Vuelvo a tener trece años. A desear el sexo sin que me deseen a mí.
Da igual, yo me deseo. Me quiero por encima de todo, y por encima de todo está mi corazón.

lunes, 19 de febrero de 2007

Envidia


Sabía que todo lo que una donante decía acerca del amor era mera banalidad escéptica sin conexión.
Pudriéndonos sin control, por bosques de enebro y alamedas de frutica simposiante.

No son las hojas, estas de todo a cien, que son tan malas que se rajan con facilidad. Como Vanexxxa.

El olor dulce me envuelve, ¿por qué huele dulce si nada de lo que escribo lo es?
No quiero que me admiren, porque yo no puedo admirar: sólo envidiar.

La envidia me corroe, me mata, me aísla.

Os tengo envidia; envidiar por envidiar,

Todo el mundo está mal, y yo incluso envidio ese dolor.
Incluso tengo envidia de vuestros ojos llenos de lágrimas, envidio vuestro sufrimiento. Envidio un dolor tan grande capaz de hacerte sonreír.

Mira lo tonta que es, la pelirroja envidiosa.
¿Pelirroja...? mmmmmm... ahora que me miro: se me está aclarando el pelo.
Genial,
Topicazo,
Ahora, a parte de ser tonta soy casi rubia.

Tengo hambre: me comería un arsenal de patatas fritas.

Envidio las dieciséis tabletas de chocolate y tus caderitas.
Envidio que te quieran.
El trasfondo... tu dolor, no lo veo. Y por eso te envidio aún más.

domingo, 18 de febrero de 2007

skalariak - skalari rude klub

Hoy he estado con Sara tomando una pinta de cerveza en el Ke sé yo. ¿Sara? ¿Pintas de cerveza? Raro, ¿no?
El caso es que de repente ha aparecido una cancioncilla que casi me hace llorar... uys, que tonta...
:)
Una cancioncilla de Skalariak que solía bailar con vosotras en el Gali.

- Dios, Sara, en las vacaciones de Semana Santa me voy a encerrar en el Galizia y no me va poder sacar nadie.
Sara: ^o)
- Me gustaría ir a Logroño, y conocer todos esos sitios que me cuentas. Poder saber realmente a qué te refieres cuando hablas de Logroño, esos bares, tus amigos...
Va a venir Fito.
- ¿A Pucela?
- Sí.
- Vamos, ¿no?
- Es que no me sé ninguna canción.

Creí que al irme lejos de casa, comenzaría una vida. La vida que siempre quise tener.
Y ahora, menuda frustración.

Nada de conciertos, solo un par de fiestas cutres de alguna facultad.
Ni poesía, ni buena música, ni exposiciones, performance. Nada.

¡Está en la calle!
Skalari Rude Klub.
Lo baila el skin,
Skalari Rude Klub.
Hasta se mueve el punk,
Skalari Rude Klub.
Yo lo bailo así,
dime qué es lo que haces tú.

Skalari Rude Klub,
lo baila el skin,Skalari Rude Klub,
hasta se mueve el punk,
Skalari Rude Klub,
yo me muevo así.
Todos unidos en el klub.

No somos héroes,n
o somos bandidos
y no queremos que nos traten como escoria.
Vivimos tras esta música escondidos,
escaqueando en lo duro de la vida.

Aún así tampoco ha sido fácil
descubrir a la gente
el auténtico espíritu,color,ska,agitación de
¡Skalari Rude Klub!

Skalari Rude Klub,
lo baila el skin,
Skalari Rude Klub,
hasta se mueve el punk,
Skalari Rude Klub,
yo lo bailo así,
dime qué es lo que haces tú.

Skalari Rude Klub,
lo baila el skin,Skalari Rude Klub,
hasta se mueve el punk,
Skalari Rude Klub,
yo me muevo así,
todos unidos en el klub.

Algunos dicen que este ritmo es facilón,
que lo que hacemos no tiene ningún mérito.
Pregunta a los jamaicanos Rude boys
si fácil era echar maderos de sus guetos.
Pero aquí tampoco ha sido fácil,
escuchar esta música
con el auténtico espíritu,color,ska,agitación de
¡Skalari Rude Klub!


Me ahogo.

viernes, 16 de febrero de 2007

Me devora la ansiedad y se me corre el rimel con facilidad


Me odio, y a la vez me quiero más, cuando estoy en esa semana prerregla. Suena a tópico, la típica excusa de “no me lo tengas en cuenta, estoy en esos días...”, pero, al menos en mi caso es cierto.
Me di cuenta hoy, cuando descubrí que tenía la tripa hinchadísima y no me cerraban los pantalones... ¡aggghh...! miré en la agenda. Efectivamente: me tiene que venir sobre el 20.
De ahí se deducen esos días de repulsión hacia el amor y esa búsqueda impetuosa de echar un polvo.
Y el chocolate... y los frutos secos... la maldita ansiedad.

Me odio, porque no tengo fuerza de voluntad: que por más naranjas y kiwis que tenga en la habitación, una fuerza me arrastra a devorar como una posesa tabletas de chocolate.

Me odio en estos días, sobre todo a las seis de la tarde, cuando la luz es tan bonita, y el aire es frío... pero agradable. Me odio en estos días, cuando recuerdo tonterías y me dan ganas de escuchar esas canciones, o hablar con una Marta o una Letty que cada día están más lejos.

Me odio en estos días porque me acosa la melancolía. Me odio en estos días porque quiero llorar.
Me odio en estos días, porque me emociono como una ignorante de las cosas más pequeñas.

Y, a la vez, me quiero. Me quiero, y quiero llorar. Me quiero, y quiero volar.
Me odio en el espejo, y me dan ganas de tirarme de los pelos y volver a vomitar, pero luego recapacito y me río de mí misma. Porque no entiendo cómo puedo ser tan tonta, preocupándome de quién sabe qué.

Que todo trasciende al físico, y mi angustia también. Que no es un desorden alimenticio, no es complejo, no...

No sé qué es.
Y ahora no estoy en condiones de psicoanalizarme como lo hacía antes, porque no... porque me he convertido en una extraña.

No me conozco. Me miro en el espejo y no sé quién es esa joven que me mira. No sé de quién son estos ojos tristes, todo el día con el rimel corrido...

Qué ojeras tienes, me dicen. Me río: es el rimel, con el frío me lloran los ojos.

Bonita excusa (que ahora desvelo desde aquí).

Bonita excusa, caminando por la calle y apartándome las lágrimas. ¡Adri! ¡Adri...!
Sara me da empujones.
Coño Sara, que no lloro, que es el aire.

Y es el aire, sí, maldita sea es el aire frío el que excita mis lágrimas, pero como la lluvia, me ayuda a desahogarme.

Echo de menos la soledad. Poder llorar tranquilamente, pasarme horas tumbada, inventado nuevos métodos de sugestión para salir de mi cuerpo y volar.

Me siento cerrada, y no es por esta residencia.
Me siento encerrada dentro de mi cuerpo, y necesito que alguien me ayude a salir.

Quiero reinventarme, convertirme en alguien nuevo. Ser una tía segura de sí misma y concentrarme de una vez en las cosas que de verdad importan. Quiero entender la lógica y no depender del café para mantenerme activa.

Mis pensamientos más ocultos ya no salen durante el sueño, precisamente porque cada vez se me hace más difícil soñar.
¿Dónde quedaron aquellos cuadernos en donde, cada mañana, escribía mi sueño de la noche o la tarde anterior e intentaba analizar?
¿Dónde quedaron los sueños que yo misma provocaba para inspirarme y escribir...? E inventar historias. Más historias...

Sólo me queda la escritura automática y esta etérea sensación de no estar viva.
Sólo me queda esta soledad bien disfrazada, esta tristeza...

Esta maldita timidez
que me aísla.
Sólo me queda este té, esta lluvia y este blog: bonito lugar donde vomitar mi alma.
Echo de menos a la Solitaria Suicida que un día fui.
Ahora sólo soy una mediocre autodestructiva.
En fin, que espero que me baje la regla pronto para no tener que seguir martirizándoos con tanta contradicción.

SunBurn

Finales de febrero... el sol rasgando las nubes... Y estas malditas ganas de llorar.
Como cada año, inevitable: empieza la primavera para mí.

jueves, 15 de febrero de 2007

Durmiendo en clase de lógica...


I need coffee.

El café me pone de los nervios,
Y la duerme
Me leche, la duerme.

Quisiera volverme a apuntar al juego del caracol.

Felicidad, before I change my mind.

Caminaba sin destino. Una vez caí sobre ti... pero tú me apartaste.

Valentín y su puta madre. Que bien, demos gracias a ¿Dios?
Ando sola por la calle.

Esta carrera me gusta... pero quiero algo más fuerte.

Sólo pedir, sólo quiero sentir, por una vez más, a alguien que esté ahí. Que me sorprenda de vez en cuando con un “estoy cerca de tu barrio; te hago una perdida y bajas”. Y bajar, y besarnos en el Gallarza. Pero, maldita sea, ese parque ya no existe.

Incapaz de escuchar, me abstraigo aunque intente lo contrario.

Parecía todo muy normal, casi absurdo, pero tú venías hacia mí de vez en cuando, intentando contener las lágrimas que recorrían imperfectas cada peca de tu rostro. Quería sacarte los ojos y regalárselos a alguien, pero no fui capaz, aunque lo intentara con los alicates de un ser extremo, asiduo, inverosímil, fugaz y recóndito lugar.
Matarías por tu dios? Vivirías aquí, para siempre, sin ojos, junto a mí. Solo quisiera saber qué se siente al escribir estas tonterías. Esto, que tu me enseñaste a hacer.
No pienses, maldita sea, ¡no pienses y escribe!
Dónde se ha escondido Freud, ¿que está, metido dentro de tu cabeza, o qué?
¿Qué pasa?
Me mirabas y yo me sentía subordinada como una subyacente adjetiva. Mira que tonterías me haces pensar, aun cuando tú ni siquiera recuerdas mi cara. ¿De qué color son mis ojos?
¡verdes!
¿los tuyos? No sé, son indefinibles.
Aunque los tengo aquí, y los miro una y otra vez, aún no sé de qué color son.Y no diré, como Elton John: but are the sweetest eyes I’ve ever seen. Porque tú eres de todo, de todo menos dulce.

Valentín ha muerto


Son las doce y diez. Afortunadamente, San Valentín ya ha muerto.
Bye, bye... Another year alone.

¿Sola?

Que va, hombre, que va… ¿Y dónde queda ese “pepito” a medias con Sara o esas pintas de cerveza (guiness)?

He llegado a la residencia y, como cada vez que entro a la habitación, he encendido el portátil. Dios, es una droga esto del blog... y me encuentro con qué sé yo cuántos comentarios... y todo porque... ¿por haber mandado a la mierda al amor, a San Valentín y manifestar que mi deseo más inmediato es echar un polvo?
¿Qué ha pasado con aquella Solitaria Suicida que os ponía tristes?

Mi escritura ya no vale una mierda. Y, sin embargo, me empeño en continuar escribiendo. Porque, maldita sea...
Maldita sea, ¿Quién me ha pegado esta coletilla? ¿eh? ¡maldita sea!

Bueno, a lo que voy...
Siento que estoy dentro de mi ordenador.
Estoy aquí, acurrucadita, pidiendo a gritos que alguien me saque.

No me siento viva... me siento mecánica, como si en lugar de corazón tuviera un par de pilas Duracel.
Sí, esas, las del conejito que se empeña en durar, y durar, y durar...


Mediados de febrero... No hace frío. Qué coño, hace una temperatura ideal. Y puedo oler el ambiente, que aún huele a ti. El aire, el reflejo del sol...
Tan débil...
Pero me ciega.
Y Muse, otra vez... Creo que debería dejar de escuchar esta música. No sé... Veo a las otras chicas, sin preocuparse por aprobar o suspender, total... papapaga.
Quisiera, como ellas, escuchar al Bisbal de los cojones y suspirar. Dibujar corazoncitos en los possit. Pero, Dios... ya no soy aquella estúpida de 16 años. Voy a cumplir los 19; no puedo concederme tales caprichos.

No, no quiero pensar más de un segundo en ti.

Pero se acercan estas fechas. El fin del año Awixumayo, y el tiempo quiere hacerme llorar. El viento se vuelve en mi contra, porque quiere ver mis lágrimas correr.
Todo da vueltas, y no quiero hablar.
Quiero volver a emborracharme, como antes. Sin temor a una maldita bajada de presión.

Olvidar todo lo que de verdad importa y rebajarme al vodka con lima (como en los viejos tiempos) y volver a entrar a los bares como una auténtica diva.

- Ya os tengo fichadas: entráis, bailáis, ponéis cachondos a los punkarras y os largáis.
Elena nos miramos la una a la otra... ¿Somos un par de minifalderas en un bar punk?
Dime lo que quieras, pero ponme otro vodka con lima... Y tus ojos rojos, y siento que si te besara ahora mismo no te enterarías.

Estás asustado, tu vida va en ello, pero alguien debe...

¿Por qué empezamos a ir al Mi Amigo?
No entiendo nada, sólo recuerdo.
Y aunque fuera realmente estúpida...
Maldita sea...
¡¡¡ERA FELIZ!!!

miércoles, 14 de febrero de 2007

Lost in Translation




Quiero dejar de contradecirme por una vez en la vida.
Quiero saber qué quiero...

Deseo inmediato: Echar un polvo.
Deseo intermedio: Echar un polvo y sentirme deseada.
Deseo a largo plazo: Echar un polvo y sentirme enamorada.

¿Odio San Valentín u odio al amor? No, sólo es envidia, maldita sea.

No creo en el amor.
Pero, maldita sea, no estaría de más...

Valentín: que te jodan.Y a mí también.

Tintín, Santos, Vals...


Maldita sea, son las 0:39h.

Hace poco más de media hora que es San Valentín.

Y yo estoy aquí...

Y mañana será un día normal.


Hace un año estaba perdiendo el tiempo contigo, y, maldita sea, era feliz.

Does anybody wanna hug me?

Me da igual que no sea real...
Sólo quiero ser feliz.

Dime que me quieres, dime: “quédate esta noche”.

Sácame de esta maldita residencia...




¿Has visto Matrix?

Al final los que son felices son los que viven en la mentira...

...pues yo quiero eso: quiero enamorarme.


Siento melancolía por lo que nunca he tenido.

no me he sentido nunca enamorada:


- Nunca caminé con alguien cogida de la mano.

- Ni me enviaron un sms con un tkm.


Hoy he llorado,

al venir de clase.

Pero como llovía,

no se ha dado cuenta nadie.

Porque delante mío había dos gilipollas.

Todo el camino,
viéndoles cómo caminaban de la mano, los muy gilipollas.


Y la lluvia,

Y lloviendo,

y dos tabletas de chocolate recién compradas en el super,

y kiwis, para engañarme con esta maldita dieta.

Que no hago más que marearme por las esquinas



Does anybody wanna hug me?

lunes, 12 de febrero de 2007

Lunes antes de almorzar, una niña fue a jugar, pero no podía jugar porque tenía que...

La semana se presenta con lluvia...
Maldita sea, la lluvia me pone triste.
Quién me aguanta los días de lluvia, ¿quién?
Y para más INRI, esta semana es la semana.
La semana de San Valentín.
Pero que bien nos lo vamos a pasar. +o(

¿Es cuestión de mala leche abrir un bar al lado de una funeraria y ponerle como nombre “Burbujas”?
(Observación a partir de un sobre de azúcar robado de tal cafetería)
Burbujitas, pompitas.

Estoy desvariando... Terminaré el café y me iré al Centro de Idiomas.

Es lunes, gente.
Comienza la rutina...
Y, maldita sea, la lluvia me pone triste.

domingo, 11 de febrero de 2007

At The Drive-In - Invalid Litter Dept

L'amour- Enrique Bunbury y Carlos Ann

L'AMOUR ---Bushido---
El niño tiene hambre
La mama se ha ido ya
Lo han abandonado
Por un tipo del bajo mar.
El niño llora y llora
La mama dónde estara?
Flirteando divisas
Con algun aleman.
Parece que yo, yo hago del amor
Algo caprichoso e inmoral
Respecto a ti
Sólo soy un cuenta cuentos
Y ahora estoy triste y mal.
El niño ya es un hombre
Ha sobrevivido a la gravedad
La ironia de la fisica
Enemiga de la sinceridad
El amor distrae
El amor confunde
¡¿Hay que coño es el amor?!
¡Esas parejas que se besan y se tocan!
Parece que yo, yo hago del amor
Algo caprichoso e inmoral
Respecto a ti
Sólo soy un cuenta cuentos
Y ahora estoy triste y mal.
El hombre ya es grande
Odia a los poetas como yo
Que mueven los hilos
De las vidas.
L’amour
¡Hay l’amour, l’amour!
Cogeis un lapiz y ya os creéis fantásticos!
Yo también sé decir cosas
Yo también, soy maravillosa
L’amour
Quien hable de les gallines
que vuelan por la vida de los soñadores.
Las colegialas
que estudian con faldas
los fallos de la humanidad.

Bushido - Magenta

viernes, 9 de febrero de 2007

Juego

- Coge un libro que hayas o estés leyendo y ábrelo por la página 123.
- Busca la quinta frase de la página.
- Copia las siguientes tres frases y publicalas en tu blog, con el nombre del libro, autor y editorial.
- Encarga la misma tarea a tres blogeros.


Mientras le decía que iba a dar clases comprendía con claridad que nunca podría dar clases.
-¿No te gustaría más casarte?
Yo no le contesté.

Nada, Carmen Laforet
Comunicación & Publicaciones S.A (2004)


Mi encargo va dirigido a:

Sarita
Tudel
Dani

La mar de guay


Faltan apenas cinco días para San Valentín y más o menos 30 para dejar de tener los dieciocho.
Esta mañana brilla el sol y me siento bien. Aunque me hubiera gustado poder haber dormido más, maldita sea.
El examen de historia de la ciencia salió mal, pero la operación de Laura salió bien.
Va a llegar Abril, se terminará el año, y me daré cuenta de que estos dieciocho años no han servido para nada. No ha pasado nada, absolutamente nada interesante.
Esto harta de tanta niñería. Ya sé que no soy precisamente una chica muy “madura”, pero estoy segurísima de que no tengo ni una milésima parte de la estupidez que compone el ser de alguna muchacha de esta maldita residencia.
Mira si soy pija que enfatizo el acento de ¿Murcia?, mira si soy guay que me comporto como una cerda.
Voy a la cocina y para ponerme un puto café lo lleno todo de mierda. Pero como soy tan guay, os van a dar por culo, porque no lo voy a limpiar.
Voy a la sala de estudio, y como mi carrera es tan sumamente difícil, ya que yo soy un ser todopoderoso que estudia medicina, y no como vosotras: pedazo de catetas, estudiando gilipolleces como enfermería, filosofía o magisterio; puedo ensuciar la sala de estudio con pañuelos de papel usados, con restos de migas, con bocadillos de “mira cuánto cómo y no engordo” y, qué más, ¡ah si! Con mi propia presencia.
Soy tan superior, que no mido más de un metro cincuenta. Soy tan sumamente genial, que no entiendo ni la mitad de cosas que tengo que estudiar en mi carrera y se lo tengo que preguntar a las demás. Soy tan sumamente súper guay, que puedo hablar y hablar y tocar los cojones en la sala de estudio porque mi carrera es superior: callaos vosotras, ordianarias, que estamos hablando del temario. Porque soy tan corta que no entiendo ni la mitad de las cosas que estudio, pero como soy súper guay, tuve que meterme a medicina. Tuve que esforzarme por llegar aquí: tuve que estudiar de memoria, tuve que convertirme el loro para aprobar la selectividad. Pero ahora que estoy aquí he descubierto que para aprobar medicina también se necesita algo... algo muy extraño que se llama Sentido Común. Por eso hablo, porque a mi querida compañera, esa que me importa una mierda, la tengo que hacer la pelota para que me lo explique detenidamente. Detenidamente como a los tontos, porque ¿no os habéis dado cuenta? Soy tonta.
Y cuando termine de estudiar, saldré por esa puerta y no la cerraré, para demostrar a las que quedan dentro estudiando que me importan una mierda. Y dejaré ahí, en el suelo y sobre la mesa, mis kleenex usados llenos de mocos, ¡porque soy una mocosa! Y un plato con medo emparedado, ¡porque soy una cerda! Y mis apuntes desordenados sobre la mesa ¡porque ese es mi sitio!
^o)
Hoy he echado de la salita a Adriana. Es que es tan insoportable esa chica.
Es que es tan egoísta.
¡Se creerá que su carrera es tan difícil como la nuestra! Si es que no entiendo ni porqué viene a la salita de estudio: sólo a ocupar el sitio de otra.
Anoche apareció con esas cosas que tienen hojas y título... no sé, ¿libros?, un Red Bull y el ordenador portátil.
Y claro, yo no me podía concentrar, porque como soy tan sumamente gilipollas, estaba preguntando a una compañera la solución de unos problemas. Estábamos hablando a nivel medio (lo suficientemente alto para que el resto de gente que había en la salita se diera cuenta de lo guay que soy y de las palabras tan raras y graciosas que aparecen en mi carrera, tales como súper célula), y la tía esta no dejaba de molestar con su tip tip tip tip.
Así que...
- Adriana, ¿tienes que escribir mucho aún?
- Te está molestando, ¿o qué? – ¡Huy! Pero qué borde. Que desagradable. Que
tiparraca . ¡Ay, tiparraca! Qué palabra, compuesta de tipa y raca. Raca, raca.
Asentí tímidamente con la cabeza, para que viese sinceridad en mis palabras.
Ella me puso una cara tal que así: ^o), subiendo la ceja.
- Es que estamos estudiando.
- Ala tía, que no te quiero traumatizar.
- ¿Pero tienes que entregar trabajos en época de exámenes?
- Es que no tengo exámenes.
Y se fue.
Se fue, se fue, el perfume de sus cabellos; se fue, el murmullo de sus silencios; se fue, su sonrisa de fábula...Me quedó sólo su veneno, y mi amor se cubrió de hielo.

Jodorowsky dijo...

Nuestro organismo es animado por cuatro energías: la corporal, con sus necesidades; la libidinal, con sus deseos; la emocional, con sus sentimientos; la intelectual con sus ideas. Cada una de estas energías crea un Yo fragmentario con su propio lenguaje. Cuando desarrollamos uno de estos lenguajes en detrimento de los otros, sufrimos una desviación (siempre angustiosa) de la personalidad. Por defectos de la educación que recibimos de niños, no hemos aprendido a tener una finalidad unitaria: necesitamos algo, deseamos otra cosa, amamos otra y pensamos en realizar otra. Somos como un carro sin conductor tratando de hacer avanzar cuatro caballos que toman un rumbo distinto cada uno. Nos estancamos, o nos creamos una realidad donde nos sentimos infelices. Es así como nos convertimos en «intelectuales», viviendo sólo en la mente y haciendo entrar la inabarcable realidad en el rígido molde racional; o en «emocionales», dejando que las tormentas del corazón nos inunden; o en «sexuales», haciendo de la gratificación de los genitales un verdadero culto; o en «corporales», creyendo que el deporte, el dinero y los problemas de peso y salud son las únicas preocupaciones aceptables. El Yo personal se compone de estos cuatro egos. Cuando no están bien equilibrados, y uno de ellos prima sobre los otros, los centros reprimidos no dejan de importunar las acciones del que domina.

Alejandro Jodorowsky

jueves, 8 de febrero de 2007

comentario al Ezcritor


Ya, suele pasar...
Anoche soñé que acudía todos los días a mi facultad y me subía al último piso. En realidad, no era mi facultad, aunque en el sueño la reconocía como tal. En realidad era una torre prismática, muy alta, y sólo tenía una ventana en el último piso. Esa ventana daba hacia una explanada vacía, gris. Y yo acudía allí cada día, con la esperanza de poder llegar a tener el valor suficiente para suicidarme.
Me he despertado horrorizada. Había sido tan real que creí haberlo conseguido. Como si en lugar de despertar hubiera logrado mi objetivo, como si el despertar esta mañana, en otro mundo, sgnifica que he muerto. Todo lo que me ocurre es ficticio, porque estoy muerta.
Maldita sea... He recordado tantas cosas, tantos amigos perdidos, tantas risas que se tornaron hetéreas y sinsentido. Pero ahí están, en mi mente. Y por más que aquella gente haya cambiado, aquellos años siguen estando ahí, y eso es lo importante.
Yo también he cambiado, TODOS cambiamos... aunque nos duela reconocerlo. Seguramente ese amigo que te encontraste y aquella que te "desvirgó", se hayan sentido comó tú. Impotentes ante esa extraña timidez que nos reprime cuando vemos a alguien después de tanto tiempo.
Pero si hay algo que he aprendido, es que por mucha gente que desaparezca de tu vida, siempre se abre una puertecita con alguien que está dispuesto a conocerte y gastar horas y horas de su vida contigo. Por eso me alegro de esta oportunidad, me alegro de haber despertado. Logroño, todos aquellos buenos ratos se han quedado atrás, y los protagonistas de aquellas historias están muertos (incluida yo). Si nos volviéramos a ver, sé que el reencuentro sería tan frío que llegaría a herirme muchísimo.
Pero he tenido una oportunidad. Salté de la torre y desperté aquí, en Valladolid, donde se me brindó la fantástica oportunidad de conocer a gente como Sara y Judith.
Un beso, gente. Y perdonad mi sentimentalismo, es que esta entrada me ha dejado tocada.
Y nada, lo de siempre, Rafa, que me encanta tu blog.
Maldita sea, me he enganchado a ti.
lo dijo Awixumayita · 8 Febrero 2007 09:59 AM

Crying the coldest tears


Tengo las lágrimas recorriendo mi cara, deslizándose hacia la barbilla.
Me he dado cuenta ahora mismo.
Mis labios están secos, mis ojos no se cierran, las lágrimas son enormes.
Pero no estoy llorando.
Son sólo lágrimas.

Chinchetas

Hoy me he levantado pronto, porque quería bajar a desayunar con Sara y Judith. Me desperté a las ocho y cuarto, aunque la alarma del móvil no ha dejado de sonar sistemáticamente desde las ocho menos cuarto.
Así que nada, me puse un poco bien el pelo, para evitar un sermón de Carmela Todopoderosa, y me puse el chándal.
Llevamos toda esta semana que no podemos parar en la residencia debido al calor que hace. Precisamente ayer tuve la ventana de la habitación todo el día abierta y, sin embargo, seguí acalaroda. Así que esta mañana no me he roto mucho la cabeza y he bajado con una camiseta de tirantes.
Paso a buscar a Sara.
Pasamos a buscar a Judith.
Judith llevaba también una camiseta de tirantes. [Joder, pedazo tetas tía, que envidia me das ;)]
Cuando bajé me di cuenta de que me había dejado la naranja en la habitación, pero bueno.... y para desayunar había ensaimadas. Bueno, qué más da, me he comido una ensaimada y una rebanada de pan hueco con mantequilla y mermelada de fresa, y el café SOLO, cómo no. ¿Qué pasa? Además, si no voy a comer nada hasta las dos y cuarto, qué coño más dará, ¿no?

El caso es que después, al ir a recoger, observo a Carmela mirándome el pecho. Ese pecho pequeñito.
- Si vas así en invierno, en verano no quiero ni imaginar cómo vas a bajar.
^o)
- Así no puedes bajar, ¿eh? No, no, no, así no. En la habitación y en los pasillos, como quieras, pero aquí no vuelvas a bajar así.
Paso de ella.
Que la jodan, a mí nadie me va a decir cómo tengo que vestirme, y menos a las ocho y media de la mañana, recién levantada. Por dios, un puto pantalón de sport y una camiseta blanca de tirantes. Sí, voy a bajar a desayunar de punta en blanco, no te digo.
- ¿Pero por qué te ha dicho eso, si Judith también lleva una camiseta así? – Pregunta Sara
- Porque a ella se le marcan los pezoncillos. – Explica Judith.
Me miro y efectivamente: estaban como escarpias.
- Joder con Carmela, cómo se fija.
- Si le gusta.
- Lesbiana reprimida.

Así que nada, ellas se habrán ido a estudiar, pero yo aún no estoy por la labor. Aún tengo que leer la nueva entrada de Rafa y echar una ojeadilla por los spaces, a ver si encuentro a mi antítesis. Y, mira tú por dónde, creo que la he encontrado.
Se llama Adriana, como yo, y nació un trece de enero de mil novecientos ochenta y nueve (vamos, que es un año menor que yo), vive en México, está casada y tiene un hijo.
Y en su space sólo tiene fotos de su marido y su niño, y escribe cosas como “Enamorada de J..., por siempre”
Quisiera conocerla. Saber qué se siente al haber arruinado su vida por amor. No sé... bueno, supongo que ella no creerá haberla arruinado. Arruinándola estaré yo ¿no? Que pretendo seguir estudiando por cuatro años más sin que alguien me asegure llegar a ser algo en la vida o una simple dependienta de Cortefiel.
Además, por lo menos Adry tiene amor, porque vamos, a mí no me extraña mucho que me levanté con los pezones así... Necesito chocolate J

miércoles, 7 de febrero de 2007

Garbage - Sex is not the Enemy

Esta canción no le gustará a nuestro amigo el católico apostólico casto romano, pero a mi me encanta.
Ale, ahí la aportación de la ninfómana!!!!

GARBAGE LYRICS

"Sex Is Not The Enemy"

No evolution
Sometimes it depresses me
The same old same
We keep repeating history
The institution curses curiosity
It's our conviction
Sex is not the enemy

A revolution
Is the solution
A revolution
Is the solution

I won't feel guilty
No matter what they're telling me
I won't feel dirty and buy into their misery
I won't be shamed cause I believe that love is free
It fuels the heart and sex is not the enemy

A revolution
Is the solution
A revolution
Is the solution

True love is like gold
There's not enough to go around
But then there's god and doesn't god love everyone?
Give me a choice
Give me a chance to turn the key and find my voice
Sex is not the enemy

A revolution
Is the solution
A revolution
Is the solution
Sex is not the enemy
A revolution

Las palabras son varices que nos impiden caminar


Me traje a Valladolid el último diario que escribí. Un diario que abarca desde el diez de abril de dos mil cinco hasta el diez de abril de dos mil seis.
Me doy pena a mí misma, en serio, no entiendo cómo podía ser tan gilipollas.
El caso es que recuerdo aquellos días con felicidad, pero en realidad era un tiparraca hortera (¿kitch?)
En realidad no era más que una creída que se emborrachaba cada viernes, y cada sábado, durante un año entero.
El caso es que, cuando viví aquel año, yo no me veía así de gilipollas. Es más, creía que incluso era inteligente...
Es por eso que ahora me pregunto si he cambiado algo o sigo siendo igual de ignorante...
Cuando algo va mal, hace falta exactamente un año para que todo vaya bien.
Para recomponerse hace falta
Que la tierra de una vuelta
Completa alrededor del sol.
Y todo sucede en Abril.
Todo empieza y termina...Nos vemos en abril.

lunes, 5 de febrero de 2007

Lie With Me

Hola, niños. Ya os estaréis cansando de tanto video, pero bueno... Aquí os dejo el trailer de "Lie With Me" Una de mis películas prefereridas. Sasu dijo que yo le recordaba a Leila (la protagonista) y que parecía que este film contaba mi vida. En fin... No sé cómo tomármelo. En cualquier caso, no dejéis de verla.
Un beso

domingo, 4 de febrero de 2007

Necesito chocolate


Estoy empezando a presentar síntomas de desesperación. Vamos, que estoy más salida que el pico de una mesa.
O el pico de una plancha, o el pomo de una puerta.

No veo más que tías. Sólo tías, y más tías, y cuando salgo de la residencia sólo veo frío. Y parejas, más parejas.
En cada esquina hay alguien besándose, o parejas que caminan sonriendo y cogiendo la mano del otro.
Me asomo a la ventana y en el suelo leo: TE QUIERO NENA.
Pero no, no va dirigido a mí. A mí no puede quererme nadie.
Me apoyo en la ventana, con un cigarrillo, mirando esas letras escritas con tiza. Ha llovido, ha nevado, han pasado coches, pero nadie ha logrado borrar esas letras. Yo las miro, me parece lo más hortera que alguien puede llegar a hacer por “amor”, pero en el fondo siento una envidia terrible.
Me da envidia cuando salen de la residencia y en la puerta les espera alguien con ganas de darles un beso.
Me da envidia saber que hay noches que no pasan solas. Me da envidia saber que hay chicos que sueñan con ellas.
Me da envidia que ellos se las imaginen mientras se masturban.
Me da envidia que puedan sentirse como diosas.


La gente es muy fría, pero todos quieren lo mismo, entonces, ¿por qué se reprimen?

Me gustaría salir a la calle y poder saltar a la yugular de alguien sin miedo a que me mande a la mierda.

Y además, joder, ese puto crucifijo está empezando a transmitirme demasiadas connotaciones fálicas.

Y los botellines de agua, los rotuladores fluorescentes, la bolita del bic deslizándose sobre el papel...

Maldita sea, si ni siquiera me incomoda ya que la tira del tanga se deslice hacia delante...

Si se lo pones tan fácil, no te tomarán en serio. No te respetarán. Vale, lo que tú digas, pero es que da la casualidad que no quiero un compromiso estable, que sólo quiero echar un polvo. (Uy, pero qué he dicho)
Pin pan pun, y adiós.
Nunca mais.
O tener un amigo con quien poder decir:
- Hola, estoy que no me aguanto ya, ¿quedamos?
- ¡Vale!

Si todo fuera más fácil, maldita sea. Y mandar a la mierda para siempre ese rollazo de la pareja estable que no se lo cree nadie.
Que la infidelidad no existe. Que esto es sólo sexo. Nada más.

Joder, y yo con estos pelos, el pantalón del chándal con una manchad e café, la camiseta de tirantes – y sin sujetador -, las zapatillas de estar por casa... sin maquillar. Menudo adefesio humano.

Cada día que pasa me siento menos atractiva en todos los sentidos. Siento que no caigo bien, y que no puedo ser deseada por nadie. Me siento horrible.

Además, a quién vamos a engañar, si esta timidez me reprime inevitablemente, aunque intente lo contrario. Si me comporto de una forma más abierta, más simpática, me siento peor. Siento que estoy interpretando un papel.

Así que, bueno, sigo sin querer que me quieran.
Pero echo de menos sentirme deseada.

Mierda, anoche me fumé el último cigarrillo.

(Y me prometí, en la última calada, dejar de fumar)

El día que encontré al "ezcritor"


Estos días sin clase se me hacen larguísimos. Es cierto que tengo un examen dentro de poco, y varios trabajos a medio empezar de sociología, antropología y, cómo no, lógica... Pero, aún así, estos días se hacen eternos. Y, más aún, si eres la que menos tiene que estudiar de toda la residencia.
Claro, mientras repaso los esquemas de historia de la ciencia o leo los libros a partir de los cuales debo realizar el trabajo de filosofía de la ciencias sociales y humanas, las demás están estudiando intensamente para la larga lista de exámenes que se les presenta la semana que viene. Y mis momentos de “paréntesis” los dedico a navegar por la red mientras ellas siguen recluidas en sus habitaciones “empollando”.
Pues bien, esta tarde, en uno de esos paréntesis, he llegado a caer en un blog al que el calificativo de peculiar se le queda bastante corto.
El blog en cuestión está escrito por un hombre de unos veintitantos o treinta y pocos, sin estudios, que habita en una pequeña habitación de una pensión y cuya mayor preocupación es mantener activo a su pene. Para ello queda con chicas que conoce por medio de chats o foros, para a continuación relatar sus experiencias en dicho blog.
Lo más sorprendente es que cuando ya llevas leyendo unas dos o tres entradas, no sabes si odiarle o amarle. Es un cretino, y basto en sus descripciones. Sin embargo, no es difícil descubrir que tras esas experiencias sexuales tan frías, se esconde una búsqueda incesante de un “chochito” del cual enamorarse. Una chica que se quede a dormir y que, a la mañana siguiente, no se haya convertido en un ser diferente. Él mismo narra su “preocupación”: Después de follármela pierdo todo el interés. Después ya no es tan guapa. Es como si se despertara con otra persona diferente. Por eso él mismo dice que le gustaría atar a la chica que conoce para que luego no aparezca otra suplantándola a la mañana siguiente.
Lo único que ha ocurrido es que idealizó a aquella mujer, por lo que puede parecer que quizá él no busque sólo sexo. Y, quizá por eso, este joven haya ganado por escribir ese blog que no deja de ser más que su propio diario sexual.

No te escribo esta carta desde el odio, sino desde mi más profundo conocimiento. Sé que, delante de la gente, en la vida real, me muestro inseguro y tímido. Pero cualquiera que me haya leído, que me conozca bien, sabe que normalmente tengo la razón en todo.

Así comienza su blog, el blog de Rafael Fernández.

Cuando te dije de follar, me dijiste:
-No te conozco lo suficiente.
Me aguanté la risa. Sí que le has chupado la polla a tíos imbéciles: monos sin nada en la cabeza. Individuos que compran los diarios deportivos, cada día y los leen atentos, como si fueran algo importante. Te has tragado el semen de esos imbéciles, incluso ¡Te has llegado a enamorar de un tipo que no para de comprar revistas de automóviles y ni siquiera tiene un automóvil! ¡Pudiste quedarte embarazada de un mono! ¡A todos ellos te los follaste tras conocerlos! ¡Tiene delito! Y sin embargo me rechazaste a mi que, además de buena gente (yo no me hubiera reído de ti con mis amigos tras haberte follado ya que considero el sexo como algo natural, no como una humillación) soy un amante formidable y voy a pasar, sin ninguna duda, a la historia de la literatura.


Sé que muchas tías que hasta ahora han leído mi blog ahora se sentirán indignadas y querrán matarme a pedradas, pero la verdad es que creo haber llegado a comprender a Rafa.

Y por eso os invito a visitar su blog.

sábado, 3 de febrero de 2007

Acostumbrarse es empezar a morir

Hola a todos, amiguillos seudofrikis que os empeñáis en seguir leyendo mis cosillas.

Estaba perdiendo el tiempo en el messenger y escuchando las cancioncillas de mi playlist.
El caso es que de pronto apareció una canción de Le Punk y me acordé de la última vez que estuve en Logroño. Del concierto de Le Punk, Najwa Nimri y The Gift, con Marta.


La noria.
Le Punk.
Naces donde naces.
Vives donde puedes.
Pagas los boletos.
Ocupas tu lugar
Luego todo gira
Poco depende de ti
Abres una puerta por diez que se cierran.
Y aunque no te escuchen hay que protestar
que acostumbrarse es un poco dejar de estar vivo
…..
y en la noria de la vida
una vez abajo y otra arriba
y apenas te levantas tropiezas
y apenas tropiezas te levantas
y mejor que sea así
que acostumbrarse es empezar a morir
No pagues por amor.
No cobres por cariño
No busques encontrar lo que nunca has perdido.
Las cosas más valiosas de la vida no se pueden comprar
Recuerda tus tropiezos.
Tropieza en tus recuerdos
Busca en el camino algo que guardar
Los malos tragos también forman parte de este circo
…..
y en la noria de la vidauna vez abajo y otra arriba
y apenas te levantas tropiezas
y apenas tropiezas te levantas
y mejor que sea así
que acostumbrarse es empezar a morir

Michel Houellebecq dijo...

Es cierto
Es cierto que este mundo en que nos falta el aire
Sólo inspira en nosotros un asco manifiesto,
Un deseo de huir sin esperar ya nada,
Y no leemos más los títulos del diario.
Queremos regresar a la antigua morada
Donde el ala de un ángel cubría a nuestros padres,
Queremos recobrar esa moral extraña
Que hasta el postrer instante santifica la vida.
Queremos algo como una fidelidad,
Como una imbricación de dulces dependencias,
Algo que sobrepase la vida y la contenga;
No podemos vivir ya sin la eternidad.

te echo de menos


Hoy me he metido de nuevo a spaces.live.com

Y me he encontrado con el space de mi amiga Letty. Me ha sorprendido muchísimo, no tenía ni idea de que tuviera un espacio, así que lo primero que supuse fue que lo había hecho hace poco.
De eso nada.
Ese space tiene por lo menos un año de antigüedad. He recorrido todo el espacio, desde la más nueve hasta la más antigua entrada, todos los álbumes de fotos. Todo. Y la única vez que se refiere a mí es en el título y el subtítulo del space, ya que ha utilizado para ambos dos frases extraídas de dos de mis relatos.

Me he sentido como una estúpida. Como una gran, gran, gran, estúpida.
No recuerdo haber llorado, o haberme sentido de esta forma, cuando alguna vez descubrí que un tío no me quería. Que tonta, de verdad...

Que tonta yo, que conste. Tonta, yo.

Han pasado varios años desde que nos conociéramos, en aquel último año de instituto, ¿te acuerdas? En 4º de E.S.O.

¿Recuerdas lo tímida que era y lo mal que me lo hiciste pasar en clase?
Yo siempre que te veía, tan menudita y riéndote por todo, me imaginaba que serías una tía de putísima madre. Y no me equivoqué, para nada, aunque alguna vez me hayan dado ganas de estrangularte J

Recuerdo que coincidíamos en clase de matemáticas. Elena y yo íbamos a 4ºA, con todos los empollones. No sé muy bien por qué nos pusieron en aquella clase, la verdad. Teniendo en cuenta que nosotras no sacábamos precisamente matrículas de honor... En nuestra clase la mayoría habían cogido como optativas biología o física y química y todos, absolutamente todos, daban matemáticas “A”. Vamos, las difíciles. Así que nosotras éramos los dos bichos raros de la clase. Lo tenía asumido... ¿Biología? ¿Física y química? ¿Matemáticas “difíciles”? No, gracias: Música, plástica y matemáticas “B”.
Por eso es que conocimos a Marta y Letty, porque coincidíamos con ellas en plástica y matemáticas.
Que locura, de verdad, aquellas clases de matemáticas...
Aquellas clases de matemáticas, cuando juntábamos con todo el morro las mesas y nos sentábamos juntas Marta, Elena, Yulia, Yoli, tú y yo. Todas sin ninguna idea de matemáticas, sin hacer nada, pasando la hora haciendo dibujitos o cantando canciones del Chivi... En fin, que tiempos.

A principio de curso, cuando parecía que todos teníamos como propósito aprobar la asignatura, el profesor solía sacarnos a la pizarra para corregir algún ejercicio o algo. Por aquel entonces aún no había establecido contacto contigo, ni con Marta, y me sentaba con Elena. Un día me tocó salir a la pizarra y, al volver a mi sitio, tú te diste la vuelta y me dijiste : “Se te ve un cacho de braga así de grande”.
Me puse coloradísima (no sé, supongo) y Marta exclamó: “¡Pero no le digas eso, que es muy cortada!”.
Tú con canciones del Chivi escritas en la carpeta, Marta y su look hippy... ¡Pero qué bien me caísteis, putillas!
A partir de ese día las matemáticas cobraron un valor insignificante, pero ir a aquella clase era lo mejor que me podía pasar por las mañanas. Yulia, que no se enteraba de nada porque prácticamente acababa de llegar de Rusia, terminaba siempre sacando mejores notas que nosotras:
Marta: 4
Yulia: 1’5
Yoli: 1
Letty: 0’75
Elena: 0’25
Adriana: 0

Aquel año (2004) fue casi perfecto... Y, como todo lo bueno, se acabó.

Marta y yo nos fuimos a la Escuela de Arte (aunque a clases diferentes), Elena pasó a primero de bachillerato y tú te quedaste en cuarto.
Poco a poco nos fuimos distanciando.

Paradójicamente aquel año no lo recuerdo con un mal sabor, si no todo lo contrario. Recuerdo como esperaba ansiosa la llegada del viernes para ir juntas a la tienda de los rusos que conocía Yulia porque, como éramos menores de edad, sólo allí nos vendían vozka.
¿Recuerdas los paseos tan largos que teníamos que dar para llegar hasta allí? ¡Casi en la plaza de toros de la Ribera!
Solía ir a buscar a Elena a baile. A veces me acompañaba Marta, pero muchos viernes sólo salíamos Elena y yo. Así que iba hacia Salvatorianos, que está en pleno Bronx de Logroño, la esperaba a que saliera de baile, juntas íbamos a comprar vozka a aquella tienda de rusos en donde siempre estaba Yulia, y de ahí, en autobús, nos íbamos hacia el San Miguel.
¿Recuerdas aquel viernes cuando fuimos las cuatro, y al bajar del autobús se te cayó la botella? ¡Casi nos ponemos a lamer el suelo y los cachitos de cristal! Jaja
O aquella noche que se nos rompió una botella de vino en tu casa. Marta y yo, en el rellano del último piso, donde el ascensor, rellenando botellas con vino y cocacola... ¡la que preparamos! Que cayó todo el vino por las escaleras hasta llegar al cuarto piso... (Y estábamos en el octavo). Tú con la fregona, de aquí para allá, atacada de los nervios, y Marta y yo sin poder dejar de reir.

Aquella falda que nos compramos igual, ¿te acuerdas? En Escándalo, la falda de rayas rojas y negras. Las noches en el San Miguel.
El Alfonso y su ojo rebelde, y Marta preguntándote: ¿Pero cómo te puede caer bien Alfonso? Bueno, la verdad, no me extraña que preguntara aquello, si no había noche en el San Miguel que él no la llamara puta.
O aquella noche que me tiró la cartera a las vías del tren. Aunque lo mejor fue a la semana siguiente: “Adriana, perdóname, es que iba muy puesto y no me di cuenta. Pero que conste que ni siquiera te cogí el dinero.”
Así que nada, si bajáis un día a las vías del tren, justo debajo de la pasarela del San Miguel, y os encontráis una cartera, que sepáis a quien perteneció.
El Galicia, Extremoduro, el piso del Miranda y Marta metiendo la cabeza en la lavadora.
Cuánto, o de qué manera, nos cambió aquel año... ¿Cómo...?
Cómo cambió todo durante aquel año.
Cuántas borracheras, y cuantas risas. Recuerdo aquel año (2005) con tanto cariño... No sé si puedes acerte a la idea, Letty, no sé si puedes hacerte a la idea de lo feliz que era yo por aquel entonces. Y creo que tú también, ¿verdad? Aquel año éramos todas muy felices.
La Escuela de Arte nos cambió a Marta y a mí. Tú decías que yo había cambiado a mejor, pero que Marta se estaba dando aires de intelectual. Igual en un principio a todas nos pareció eso, pero realmente creo que Marta maduró de repente. Y nos resultó extraño.
Aquel año, con sus más y sus menos, fue un año perfecto. Y me duele que por más que volvamos a quedar las cuatro otra vez, y por mucho que regresemos al San Miguel y nos reunamos como hacíamos por aquel entonces con los “Chechus”, pues no será igual.

Ahora me siento tonta si bebo demasiado, me arrepiento de las consecuencias.
Creo que me estoy haciendo mayor.

Y tengo miedo.

Tengo miedo porque me enamoré de aquella etapa de mi vida, cuando las cosas se presentaban tan fáciles, cuando las ocho de la tarde de los viernes eran un soplo de esperanza y felicidad. Arreglarme, y siempre me veía preciosa, aunque fuera con unos simples vaqueros y sin maquillaje. J Arreglarme e ir a buscar a Elena al baile.
Y saber con total certeza que esa noche, como todas, me lo iba a pasar genial.

Cuando, de camino hacia Salvatorianos, al pasar por el Instituto Sagasta, algún tío desde el coche me decía algo.
Que tonta... pero que feliz.

A toda esa gente que conocimos durante aquel año. A toda esa gente que también se transformó y no quedan de ellos más que recuerdos.

Todo ha cambiado muchísimo. Aquel año fue una película, o una serie de televisión. La primera temporada fue magnífica, pero poco a poco fueron renovando a los actores y la historia perdió frescura.

Aquel invierno fue genial.

Luego llegó la primavera. Y nos golpeó con fuerza. A mí me arrancaron el corazón y lo insensibilizaron para siempre, a Marta fue Cristóbal quien se lo robó, pero ella también se lo robó a él, así que no hubo problema alguno.
Y tú empezaste a salir con Carlos.
Que mal se lo hiciste pasar, ¿te acuerdas? Jaja, aquel domingo por la tarde, cuando Elena, tú y yo fuimos a visitarle al internado. Joder, no sé ni porqué recuerdo aquel día, si tan poco fue un día muy trascendente. Un momento... ¿fue por aquel entonces cuando me compré una muñeca imitación de Barbie en un bazar chino?
Ay, Dios... sí, fue uno de aquellos días de primavera... Me compré aquella muñeca para colgar su cabeza en mi bolso de Emily, el que llevaba a la Escuela de Arte. Siempre así, con tal de llevar la contraria. El resto de las chicas colgaban llaveros que eran peluches. Yo no lo aguantaba, me parecían horterísimos. Así que colgué aquella cabeza de muñeca.

A la vuelta del verano estábamos aún más distantes.

Marta repitió curso, y tuvo que ir a estudiar al I.E.S Batalla de Clavijo.
Elena repitió primero de bachillerato también...
Y tú, una vez más, repetiste cuarto.

Todo terminó en San Mateo de aquel año, ¿no? Entre conciertos de China Latina, Naive y Smooking Adders.

Elena y yo salimos varias noches de San Mateo solas, porque Marta estaba con Cristóbal, o tú estabas con Carlos.

Después, todo terminó.

Salíamos Elena y yo los fines de semana, pero ya ni siquiera estaban los “Chechus” (Por cierto, ¿a qué venía ese apodo colectivo?), porque se fueron a estudiar fuera.
Tú conociste a Laura, y por extensión a Sasu. Gente nueva, nuevos ambientes...
Ya nada era igual. Y sigue sin serlo.
Y ya no volverá a ser como antes, jamás.

Pero yo no me olvido, maldita sea. No me olvido de quién fui, de quiénes fuimos, de qué vivimos. No puedo olvidar aquel año, no puedo olvidarte a ti, ni a Marta, ni a Elena.

Hemos cambiado, pero no hemos muerto, como tú dices.

“Para mí estáis muertas”.

La gente cambia, Letty, pero en esencia seguimos siendo las mismas. Y, por lo menos yo, te sigo queriendo.

Amelie Trailer (edit)

Manuel Vicent dijo...

He recuperado una columna de este fantástico escritor para vosotros.
A mí personalmente me encantó... y bueno, ahí os lo dejo:



Cine Mudo.
Manuel Vicent.



Al lado de casa, en el pueblo, había un balneario que tuvo cierta prestancia en los años veinte cuando allí cumplían la novena de aguas muchos ejemplares de la burguesía valenciana, damas con corpiño de avispa y señores con pajarita y sombrero blanco. Durante la guerra fue convertido en hospital de sangre, y la artillería de los nacionales no cesó de enviarle hierros hasta reducirlo a escombros. Jugando entre sus ruinas llegué al uso de la razón. En el balneario había pérgolas, bañeras con garras de león, espejos velados, mosaicos con delfines, todo derruido; pero en medio de la destrucción quedó un espacio intacto. Era el cinematógrafo, un salón donde en los buenos tiempos pasaban películas de cine mudo y se realizaban bailes con gramolas de campana y placas de la Voz de su Amo. Las figuras de Charlot, de Jaimito, de El Gordo y El Flaco, tal vez de Douglas Fairbanks y de Mary Pickford, los héroes de la época, habían dejado sus sombras en el aire de aquel recinto cerrado. Cuando lo conocí, bajo la pantalla rota había una pianola con las tripas fuera. Luego, con los años, supe que en aquel cinematógrafo, en plena guerra, se había instalado un quirófano de campaña. La batalla de Teruel había sido muy cruenta, y hasta la retaguardia de este balneario llegaban ambulancias con soldados heridos o congelados a causa del rigorosísimo invierno. En medio de alaridos de dolor, allí se cortaban piernas y brazos y se realizaban operaciones a vida o muerte. Después, en aquel mismo lugar, los niños jugábamos a nuestras guerras sin saber que todavía perduraban las manchas oscuras de sangre en el suelo y en las paredes. A medida que fui creciendo tuve más noticias de aquellos hechos, y llegó un momento en que ya no lograba distinguir la realidad y la ficción, los fantasmas que pudo crear la máquina de cine de la pantalla y la carnicería real que había sucedido en el patio de butacas. Bailes de burgueses de entreguerras, carcajadas provocadas por Búster Keaton, heridas abiertas y miembros amputados con un serrucho con olor a formol unido al clarinete de Benny Goodman o al pasodoble Mi Jaca...; aquel mundo que sólo conocí como leyenda se fue adentrando en mi conciencia hasta imprimir en su cera virgen una visión feliz y cruel de la vida. Los muertos y los héroes, el glamour de las estrellas, las alfombras rojas, todas las imágenes fascinantes y ensangrentadas que hoy nos devoran estaban ya en el oscuro salón de aquel cinematógrafo en el tiempo de la inocencia.

viernes, 2 de febrero de 2007

Espacio Vital


Me he sentado a escribir, pero no se me ocurre nada. Qué tonta, ¿no? Si no tengo nada que contar, ¿para qué escribir?
Pues la verdad es que no sé. No tengo ni idea.

De vez en cuando me meto en http://spaces.live.com/ para ver espacios de gente anónima. Me gusta saber qué piensan, que sienten, qué les preocupa. Ver esas fotos en las que todos salen sonrientes, rodeados de amigos. O fotos de sus ídolos, o esos malditos dibujitos y fotitos en plan “rollo Emo” que tan de moda se han puesto en los espacios de las adolescentes.
Somos una cuadrilla de egoístas a gran escala. Ya no existen los diarios, y si existen ya han perdido todo su interés. Ahora parece que quisiéramos prostituir nuestra intimidad. Declaraciones de amor, fotos de la familia, insultos a los enemigos. Hay tantas vidas por descubrir, y todas están aquí, dentro de mi ordenador.
Todo se ha enfriado. Ya nadie se confiesa ante el compañero, ahora eso nos sabe a poco. No creemos conocer a quien tenemos al lado, y muchísimo menos creemos que él nos conozca a nosotros.
Para liberar tensiones ya no salimos a gritar al monte, preferimos escupir todo en un space. ¿El receptor? ¡Qué importa a quien vaya dirigido!
Egoístas, llorando palabras en un space, buscando alguien que nos comprenda.
Qué triste, creemos ser únicos, pero basta entrar en http://spaces.live.com/ para descubrir que todos escriben lo mismo que tú. Además, la gracia que tiene, que ves las fotos y fácilmente puedes toparte con tu vecinita, la pija, la niñita de papá que vive en el cuarto piso, escribiendo acerca del suicidio.
Y, es curioso, aún no he descubierto ningún space personal que hable de la sociedad actual, o de problemas que realmente importen. Sólo “yo, yo, yo, yo”.
Todo es una estética...
Quizás los Emo sean los más sinceros, después de todo... Después de todo ellos son los primeros que se consideran egocéntricos al pasarse el día lloriqueando por sus “inmensas” desdichas personales. Quiero morir, quiero morir, quiero morir...
¿Por qué no organizan de una puta vez un suicidio colectivo, digo yo? (Estoy siendo sarcástica, por favor, no cometáis gilipolleces, amigos míos).

Y no sé porqué escribo esto, siendo yo la primera que escribo un blog.

Aunque, bueno... Yo no hice este blog para autocompadecerme, ni para que me compadezcan. Ni tampoco lo he rellenado con fotos de mis amigos para demostrar que los quiero mostrando a todo el mundo lo feliz que soy con ellos.

Entonces, ¿Que qué pretendo con este blog?
¡qué se yo! ¿Qué pretendió Valerie Tasso al publicar “Diario de una Ninfómana”?
¿Para qué publicó Melissa Panarello su diario bajo el título de “Los cien golpes”?
Maldita sea, ¿Qué es lo que quiero demostrar con este blog?

¿Sacar a relucir ese mundo que habita en mi interior? ¿Esa parte de mí incapaz de exteriorizarse al ser impedida constantemente por mi patológica timidez?

Tal vez... Puede ser eso.
Que soy una cobarde, nada más. Una patética cobarde.

Debería dejar de tomar Red Bull por las noches

Son las cuatro y cuarto de la noche. Otra noche con insomnio y dolor de cabeza.
¿O es este moño tirante?



Y sí quiere,
O no...
¿Quiere?

Malena, ¿vienes?

Malena juega por las noches.
Antes de dormir.
Malena se arropa con las sábanas
Y se imagina cosas.

Imagina que es mayor, que camina
por la playa,
imagina que le besan,
que le moja la
lluvia.

Imagina que da vueltas,
Que se pierde
En la noche.

Imagina que el mar
Está bajo las sábanas.

Y bucea,
Bucea,
Bucea...
Malena bucea
Y juega con las sábanas.

A veces se asoma a la superficie,
Apoyando su cabecita sobre la almohada.

jueves, 1 de febrero de 2007

La Ruta Natural (Corto Sublime)

http://www.cortolarutanatural.com/ap_bio.html

Vuelve la inspiración perdida de la Solitaria Suicida


¿Recordáis que esta mañana fui a comprar Red Bull, no?
Pues bien, entonces no es difícil adivinar por qué estoy escribiendo a las 2:49h.

Me aburro de estudiar tanto, y me aburro en esta habitación.

Esta tarde me he echado la siesta. Emocionante, ¿no?
(Risas)
El caso es que no logro recordar qué soñé, y eso me crispa. Como lo de la noche anterior. Y la anterior.
Y la anterior de la anterior.
Y la anterior de la anterior de la anterior...
Extraño los sueños.
¿A dónde se han ido?
O mejor, ¿por qué se van? ¿Por qué no quieren permanecer en mi memoria como lo hacían antes?

Sé que he soñado, aunque no lo recuerde. Esas cosas se saben, se intuyen, porque me he despertado sintiéndome diferente.
Muy diferente.
Me he despertado sin ganas de despertar. Sin ganas de vivir.
Si, no era simple pereza. No, qué va, era algo más.
Y me crispa no saber a raíz de qué he pensado tal cosa.

¿Qué he soñado esta tarde?

Me he despertado sintiéndome extraña de mí misma.
Desconocía mi cuerpo, me desconocía a mí misma. Y sonreía, preguntándome por ué debería despertarme y hacer lo que, supuestamente, debía hacer.

¿Me estaré volviendo loca?
Cuando han pasado unos segundos, cuando ya me he despejado y me he puesto en pie... Cuando ya he recobrado mi personalidad, me he asustado. ¿Por qué he sentido aquello?

Maldita sea,
¡¿Qué he soñado?!

Me han llamado Nihilista. No sé el significado de esa palabra.
Me han hablado de “Así habló Zaratrusta”. No he leído esa obra de Nietzsche.
Me han hablado de Sartre. No he leído a Sartre.
Me han comparado con la protagonista de
El Mundo De Sofía. No he leído ese libro.

Me siento absurda. Absurda e inculta.

¿Qué interés tiene una chica preocupada por la dieta de las “naranjas”?
¿Por qué leer el blog de alquien tan simple como yo?

Ja ja... Y yo, empeñada en seguir escribiendo estas “pavadas”.

Creo que estoy enloqueciendo.
Me he despertado extraña esta tarde.

Sentía que no estaba viva, que nada era real.

No, no era como si aún siguiera soñando. No, no era esa la sensación.
Era algo más complejo.

Pobrecita, me dice Tudel. Pobrecita.
Pobrecita, que tiene un radar atrapa gilipollas.

“Te apuntas venirte a Madrid un fin de semana? Seria en febrero o en marzo.”

¿Qué soy?
¿Soy algo?

¿Qué soy?
¿Qué imagen tienen de mí?
¡Estoy harta!
¡harta!
Harta de que no me tomen en serio.

No, ahora no me estoy autocompadeciendo. No, no soy una víctima ni una mártir. No, no quiero comprensión, podéis meteros vuestra compasión por el culo. (Uy, qué he dicho)

Ya no soy aquella quinceañera que esperaba su príncipe azul.
Ya no soy la dieciseisañera (Atenta, Real Academia de la Lengua Española) que decidió salir a besar ranas con la esperanza de encontrar ella misma al hijo puta del príncipe.
Ya no soy la diecisieteañera (y ya van dos patadas al diccionario) que lloraba por aquel que aparentaba príncipe y resultó ser villano.
Y dentro de poco dejaré de ser la dieciochoañera que desapareció para evitar más sinsabores.

No busco amor, no busco sexo, no busco nada.

Sólo un saludo, por favor.
Sólo un saludo. Un maldito “Hola” que me haga sentir humana y no un trozo de carne.

¿Está claro?

No busco amor, pero no soy una puta.
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